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La Gomera, 04/2006 - ACEC. Viera y Clavijo

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Curso: ”Aspectos geológicos, botánicos y ecosistemas de <strong>La</strong> <strong>Gomera</strong>”. Del 8 al 13/4/<strong>2006</strong> 37Norte como en las áridas del Sur, siempre que sus raíces alcancen un barranquillo o unarambla de los que puedan sustraer algo de agua.<strong>La</strong> palmera es clasificada como freatófito por su extraordinaria capacidad de dependerde las aguas subterráneas y soportar el encharcamiento temporal de sus raíces. Prefiere las“medianías bajas”, entre los 200 y los 400 m de altitud pero ocasionalmente puede bajar porlos barrancos hasta cerca del mar, dejando el paso a los tarajales sólo en los tramos finalesmás salinos. También sube hacia las cumbres por los valles térmicos desafiando las heladas,como es el caso de la población de Arure, en <strong>La</strong> <strong>Gomera</strong> que alcanza los 1.000 m de altitud.A lo largo del siglo pasado, la palmera canaria se ha plantado en todo el planeta comoárbol ornamental. Hoy se está asilvestrando en varios países y si bien nunca ha llegado aconvertirse en plaga problemática, se ha reproducido espontáneamente en muchísimaslocalidades en el Mediterráneo, en California, en Nueva Zelanda, en Buenos Aires e inclusodentro de los trópicos, en el bosque de nieblas de la Isla Margarita en Venezuela.<strong>La</strong> destrucción de los palmerales y de los bosques termófilosHoy muchas poblaciones están separadas por amplios territorios sin palmeras y cabeimaginar que podían haber sido continuas antes de la llegada del hombre, que alteróprofundamente su distribución. En el pasado, las Canarias albergaron bosques termófilosmucho más desarrollados que los actuales, a menudo protagonizados por palmeras. <strong>La</strong>scrónicas indican que con la conquista empezó un duro exterminio del bosque termófilo, de laspalmeras y los palmerales, ya que ocupaban las tierras más fértiles, que había que destinar a laagricultura. Debemos preguntarnos qué aspecto pudieron haber tenido hace unos siglos losbarrancos de las islas donde hoy residen los restos achaparrados de los bosques termófilos,meros vestigios de unos ecosistemas que en el pasado gozaron de mayor espacio y recursos.Los cauces, dominados por saucedas o tarajales, habrán estado salpicados por infinitaspalmeras canarias de gran altura. ¿Qué tamaños habrán alcanzado en esas Canarias vírgeneslos árboles termófilos azocados por las copas de las palmeras?El paisaje del Archipiélago fue paulatinamente domesticado y el bosque termófiloquedó relegado a las laderas, a los pocos fondos de barrancos no abancalados y a los rinconesmás alejados y menos aprovechables para la agricultura, cada vez más compleja y productiva.Además de la acción directa de la deforestación con hacha y fuego, el hombre produjograndes alteraciones en la hidrología de las islas. Se abrieron pozos y se perforaron galerías,se construyeron embalses y se canalizaron las aguas, y ello afectó profundamente a ladistribución de una especie tan dependiente del agua subterránea. <strong>La</strong>s palmeras vieron comosus barrancos iban secándose a medida que el hombre desviaba el agua hacia los cultivos y enmuchos lugares la especie se “mudó”. No pudo reproducirse más en los cauces secos y lasviejas madres siguieron dando semillas que esta vez germinaron en los nuevos ambienteshúmedos creados por el hombre. <strong>La</strong>s palmeras empezaron a crecer en los bordes de lasterrazas de cultivo y en la base de las atarjeas, beneficiándose de las sobras de las aguasgestionadas por el hombre.El árbol de mil usos y la conquista del agropaisajeA la vez que se exterminaban palmeras y palmerales, los descendientes de loseuropeos fueron comprendiendo el valor de la especie. Aprendieron a aprovechar todas y cadauna de sus partes siguiendo, probablemente, técnicas ya conocidas por los aborígenes. <strong>La</strong>palmera se convirtió en un complemento excelente en las economías de subsistencia, y llegó anacer una industria rural ligada a sus variados productos. En las islas más áridas y en lascostas más secas desprovistas de árboles, las palmas, junto con las cañas suplieron la escasezde madera. Desde la cestería tradicional hasta el uso forrajero, los mil aprovechamientos deASOCIACIÓN CANARIA PARA LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS “VIERA Y CLAVIJO”

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