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TEJIDOS Y ALFOMBRAS DEL MUSEO DE LA ALHAMBRA

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Fig. 6: Fragmento de inscripción en cúfico florido de la pieza 6404.<br />

A partir de principios del siglo XII se generalizó en las artes decorativas la escritura<br />

cursiva que se venía empleando en la caligrafía. Ésta creó varios modelos que recibieron en<br />

árabe diferentes nombres según sus características y que se conocen como los seis estilos<br />

caligráficos, de los cuales el llamado 1ulu1 o 1ul1 es y ha sido el más extendido para fines<br />

ornamentales. También -y a medida que avanzaba el siglo- se introdujo un nuevo elemento<br />

artístico: la escritura «en duplicado» (mu1anna). Consiste en que una palabra (o un grupo<br />

de palabras en textos más amplios) queda reflejada en el lado opuesto, en un punto equidistante<br />

que mira a una línea vertical y central, que funciona como eje de simetría evidente pero<br />

que no aparece siempre dibujada.<br />

Como ocurrió con la escritura, también evolucionaron los textos. Es sabido que dentro<br />

del arte islámico se atribuye a cada modalidad artesanal el desarrollo de su propio<br />

formulario, aunque siempre de acuerdo con las directrices emanadas de la cancillería (cf.<br />

Gaube, 1982).<br />

Durante los primeros siglos los textos que reproducían las telas se ajustaban a unas<br />

fórmulas reiterativas, si bien podían variar ligeramente con el cambio de gobernante para<br />

adaptarse a los que éste adoptara durante su mandato. En general (cf. Grohmann, FEI), las<br />

inscripciones se inician con la basmala («en el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso»)<br />

a la que suele seguir alguna invocación a Mahoma. Sigue a esta manifestación<br />

piadosa la palabra «bendición» (sustituida -según periodos- por «felicidad», «gloria» o<br />

«victoria») que sirva para introducir el nombre del califa. Es frecuente que preceda a éste la<br />

expresión literal «el siervo de Dios, el Imán>> que corresponde en un sentido amplio a nuestro<br />

«Yo, el rey». Tras el nombre, el título honorífico y la inserción de la jaculatoria (que varía<br />

con los gobernantes islámicos y los países), se podía especificar quién ordenó hacer el trabajo,<br />

dónde se realizó, quién se encargó de llevarlo a la práctica y la fecha.<br />

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