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máquina. Fra<strong>casa</strong>ron todos los intentos anteriores<br />
de producir <strong>la</strong> vida supuestamente mejor, más alta y<br />
más divina. Pero <strong>la</strong> tecnología moderna llevó el proyecto<br />
patriarcal a su realización monstruosa y <strong>por</strong><br />
eso al patriarcado moderno lo l<strong>la</strong>mo El Monstruo.<br />
El Monstruo consiste no so<strong>la</strong>mente en explotar,<br />
extraer y apropiar, sino también especialmente<br />
en transformar lo apropriado en su opuesto, que<br />
hoy se l<strong>la</strong>ma capital: mercancía, dinero, máquina y<br />
mando desde arriba, según Marx.<br />
En este sistema no puede haber ninguna democracia<br />
verdadera. Es un régimen totalitario que<br />
no escucha a los afectados, que no se deja frenar y<br />
que ha adoptado una velocidad y eficiencia siempre<br />
más dinámicas para acabar con <strong>la</strong> vida en el p<strong>la</strong>neta,<br />
haciéndolo un negocio y acumu<strong>la</strong>ndo poder…<br />
Se trata de que todo sea hecho <strong>por</strong> los l<strong>la</strong>mados<br />
“padres”, que cada origen sea patriarcal y ya<br />
no de una madre, de <strong>la</strong> madre Tierra, de naturaleza<br />
maternal.<br />
De este modo, se ve que el patriarcado es una<br />
nueva “formación tecnológica” que consiste en<br />
transformar todo lo que existe de manera violenta,<br />
y continuará con esto hasta cuando ya no exista<br />
nada.<br />
El capitalismo es <strong>la</strong> manera moderna de llevar<br />
a cabo este proyecto utópico de transformación.<br />
Cuando se termine, con <strong>la</strong> llegada del patriarcado<br />
“puro”, ya sin restos matriarcales, estaremos todos<br />
muertos.<br />
Espero que los hombres que han tenido un<br />
problema con el término “patriarcado” puedan ver<br />
ahora que éste tiene re<strong>la</strong>ción negativa con ellos<br />
también, y decidan pasarse al otro <strong>la</strong>do, al de <strong>la</strong> naturaleza<br />
y de <strong>la</strong>s mujeres, pues <strong>la</strong>s mujeres todavía<br />
están cerca de <strong>la</strong> vida que surge de el<strong>la</strong>s, y <strong>por</strong> esto<br />
aún están cerca de <strong>la</strong> verdad de <strong>la</strong> vida.<br />
Cuando <strong>la</strong>s mujeres se levantan, lo hacen <strong>por</strong><br />
<strong>la</strong> vida, siempre y desde hace mucho tiempo. Por<br />
esto <strong>la</strong>s mujeres empiezan nuevamente a levantarse<br />
masivamente en todo el mundo, en contra de <strong>la</strong><br />
violencia y en pro de <strong>la</strong> vida. Muestran el camino<br />
para salir del patriarcado y su odio a <strong>la</strong> vida. Hay<br />
que seguir<strong>la</strong>s, hay que abrazar<strong>la</strong>s, hay que amar<strong>la</strong>s.<br />
No son el<strong>la</strong>s <strong>la</strong> amenaza. Es El Monstruo, <strong>la</strong> hidra<br />
patriarcal, que es <strong>la</strong> combinación de todo a <strong>la</strong> vez:<br />
el capitalismo, el neoliberalismo, el colonialismo,<br />
<strong>la</strong> globalización y el militarismo.<br />
El patriarcado es un proyecto histórico que está<br />
llegando a su culminación con el capitalismo. Por<br />
su odio a <strong>la</strong> vida tiene necesariamente que co<strong>la</strong>psar,<br />
<strong>por</strong>que destruye a <strong>la</strong> vida de manera continua<br />
sin que pueda realmente reemp<strong>la</strong>zar<strong>la</strong>. Del capital<br />
no se regresa a <strong>la</strong> vida. La “patriarcalización“ es<br />
irreversible. Se trata de una religión. Y los patriarcas<br />
no pueden dejar de creer en el<strong>la</strong>, <strong>por</strong>que de<br />
otro modo tendrían que regresar al matriarcado...<br />
¡Sería una gran idea para todos los demás! ¡Qué<br />
alegría! Se saldría del fraude patriarcal tan espantoso,<br />
que consiste en hacernos creer que no se necesita<br />
<strong>la</strong> vida, y se llegaría a <strong>la</strong> dignidad humana<br />
otra vez, rechazando rotundamente al sistema patriarcal.<br />
¡Y no van a mantener el sistema sin nuestra<br />
participación y cooperación!<br />
¡Madre Tierra o muerte! Es el tema de hoy.<br />
De <strong>la</strong> <strong>casa</strong> <strong>común</strong> a <strong>la</strong> causa <strong>común</strong>, que significa<br />
liberarnos del odio absurdo a <strong>la</strong> vida como enfermedad<br />
colectiva y como subconciencia colectiva.<br />
¡La vida no se mata, se ama y se combate <strong>por</strong><br />
el<strong>la</strong>!<br />
Gustavo Esteva<br />
Universidad de <strong>la</strong> Tierra en Oaxaca<br />
Nuestro encuentro llega a su fin.<br />
Hace poco más de un año fue el sueño de unos<br />
cuantos amigos, de unos poquitos colectivos que<br />
empezamos a soñar juntos cómo podíamos ponernos<br />
en camino ante el horror que todos padecemos.<br />
Discutimos, hab<strong>la</strong>mos de distintas opciones,<br />
de varias posibilidades, y cuando empezamos<br />
a soltar <strong>la</strong> idea vimos que empezaba a crecer como<br />
una bo<strong>la</strong> de nieve. Se producía una especie curiosa<br />
de contagio. Sin darnos cuenta, pasamos de<br />
<strong>la</strong> promoción, que nunca realmente hicimos, a <strong>la</strong><br />
conmoción. La promoción es esta idea de promover,<br />
mover en pro de algo. Promover al otro implica<br />
una de dos cosas: suponer que el otro no<br />
se está moviendo, lo cual es siempre falso <strong>por</strong>que<br />
<strong>la</strong> gente no deja de moverse; o algo peor, está<br />
moviéndose pero en el sentido equivocado, y que<br />
uno sí sabe hacia dónde debe moverse, y <strong>por</strong> eso<br />
hay que promover el camino adecuado. Conmoverse<br />
es diferente. Conmover es una pa<strong>la</strong>bra muy<br />
fuerte en español, que implica, entre otras cosas,<br />
que se mueve todo, no so<strong>la</strong>mente <strong>la</strong> cabeza, sino<br />
también el estómago, el corazón, todo lo demás.<br />
Y conmover implica moverse con el otro, con <strong>la</strong><br />
otra. No tratas de llevar a nadie a ninguna parte,<br />
sino de moverse con el otro, con <strong>la</strong> otra, como<br />
cuando bai<strong>la</strong>mos, para encontrar juntos qué hacer.<br />
Y así fue haciéndose esta bo<strong>la</strong> de nieve.<br />
En el camino, cuando surgieron diálogos, cuando<br />
se empezaron a dar, nos llenó de alegría y esperanza<br />
<strong>la</strong> alegría y esperanza que se producía en<br />
esos diálogos. Veíamos que grupos, que a lo mejor<br />
estaban en el mismo camino, que a lo mejor estaban<br />
viviendo en <strong>la</strong> misma ciudad, que a lo mejor<br />
sabían uno del otro pero que nunca habían estado<br />
juntos, no se habían puesto a p<strong>la</strong>ticar entre sí,<br />
atendían el l<strong>la</strong>mado y se encontraban, se peleaban,<br />
discutían, llegaban a algunos acuerdos y salían llenos<br />
de alegría y esperanza.<br />
Eso nos produjo nueva alegría y esperanza para<br />
hacer lo que estábamos intentando. Nos hizo ver<br />
que una parte terrible de lo que nos han hecho es<br />
esta fragmentación: que nos dividen en c<strong>la</strong>ses, en<br />
grupos, en muy distintos tipos de divisiones, y finalmente<br />
en <strong>la</strong> fragmentación extrema en que estamos<br />
viviendo, en una sociedad que alimenta constantemente<br />
el individualismo. La fragmentación de<br />
todos los individuos que estamos cada quien tratando<br />
de hacer su vida y de sobrevivir en esta situación<br />
extrema. Desde esa fragmentación empezamos<br />
a ver cómo los diálogos, <strong>la</strong>s diferentes maneras de<br />
encontrarse que presenciamos en este año, empezaban<br />
a dar un resultado muy interesante, c<strong>la</strong>ro,<br />
concreto, un resultado que se puede tocar, oler,<br />
sentir, y empezar a ver de qué se trata.<br />
De ese modo se empezó a fraguar el encuentro,<br />
que para quienes estábamos envueltos en esta iniciativa<br />
era una especie de p<strong>la</strong>taforma de <strong>la</strong>nzamiento,<br />
nuestra presentación en sociedad. Aquí estamos,<br />
esto somos. Somos los que estamos tratando<br />
de hacer esto, de tejernos con otros y otras para<br />
ver cómo podemos, juntos, definir nuestro caminar,<br />
detener el horror y construir un mundo nuevo.<br />
Así llegamos a este encuentro, que resultó muy<br />
complicado. Algunos consideran que fue un disparate<br />
hacerlo en cinco sedes y que enfrentó una serie<br />
de complicaciones muy grandes, algunas enteramente<br />
inesperadas y circunstanciales. Pero eran<br />
dificultades inherentes a lo que intentábamos. No<br />
existió una decisión suprema. No hubo alguien que<br />
dijera de pronto: “Vamos a hacer el coloquio de esta<br />
o aquel<strong>la</strong> manera”. Fue saliendo con su propia dinámica<br />
interna, con <strong>la</strong>s distintas fuerzas y concepciones.<br />
La bo<strong>la</strong> de nieve creció <strong>por</strong> sí misma. Alguien<br />
levantó <strong>la</strong> mano en alguna parte, en Guada<strong>la</strong>jara,<br />
<strong>por</strong> ejemplo, y dijo: “Yo quiero tomar parte”, y empezaron<br />
a pasar cosas en Guada<strong>la</strong>jara, y así comenzaron<br />
a tejerse con nosotros. Ése es el estilo de esta<br />
situación. Empezaron a tejerse esas posibilidades<br />
del encuentro, que fue efectivamente muy complejo,<br />
pero que resultó c<strong>la</strong>ramente una o<strong>por</strong>tunidad de<br />
escuchar a una inmensa variedad de <strong>voces</strong>.<br />
En esta fase final del encuentro, aquí en <strong>la</strong> Ciudad<br />
de México, repetimos algo que se dio en cada<br />
una de <strong>la</strong>s sedes y se manifestó todo el tiempo. Son<br />
<strong>la</strong>s organizaciones <strong>la</strong>s que hab<strong>la</strong>n primero. Hab<strong>la</strong>n<br />
ante todo quienes l<strong>la</strong>mamos <strong>la</strong> gente <strong>común</strong>, una<br />
voz, una pa<strong>la</strong>bra, una expresión, que crea muchas<br />
confusiones. No, no es gente <strong>común</strong> ésta que tengo<br />
a mi derecha; al contrario, es muy poco <strong>común</strong>, no<br />
encontramos todos los días a alguien como él, con<br />
su talento y capacidad de lucha. ¿A quiénes vamos<br />
a l<strong>la</strong>mar gente <strong>común</strong>? ¿Es sólo gente <strong>común</strong> <strong>la</strong> que<br />
está lejos, <strong>la</strong> que tiene “<strong>la</strong> legitimidad”, que <strong>por</strong>ta<br />
<strong>la</strong> etiqueta “yo soy pueblo indígena”, y como ahora<br />
los pueblos indígenas tienen prioridad…? ¿Cómo<br />
vamos a definir a esa gente <strong>común</strong>?<br />
Estamos creando, y esto tiene mucho sentido,<br />
un fondo histórico y una experiencia concreta,<br />
que es el momento de escuchar a los pueblos,<br />
de escuchar a hombres y mujeres ordinarios que<br />
están teniendo un com<strong>por</strong>tamiento extraordinario<br />
y que son siempre los que producen los grandes<br />
cambios, los cambios profundos de una sociedad.<br />
Cuando un mundo se derrumba y empieza a nacer<br />
otro, no lo hacen los grandes líderes, no es <strong>la</strong> toma<br />
de <strong>la</strong> Bastil<strong>la</strong> o del Pa<strong>la</strong>cio de Invierno, lo llevan a<br />
cabo <strong>la</strong> gente <strong>común</strong> y ordinaria, <strong>la</strong>s personas que<br />
están haciendo su vida de todos los días y que, de<br />
pronto, <strong>por</strong> razones de estricta supervivencia o en<br />
nombre de antiguos ideales empiezan a hacer algo<br />
radicalmente distinto a lo que hacían, algo que representa<br />
una transgresión cultural y ya no pertenece<br />
al mundo que se derrumba.<br />
Los primeros burgueses y proletarios murieron<br />
sin saber que lo eran. Ya habían creado <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones<br />
sociales de producción que definen el modo<br />
capitalista. Eran empresarios capitalistas o trabajadores<br />
al servicio del dinero, proletarios. Pero sus<br />
cabezas seguían hundidas en el mundo feudal, en<br />
<strong>la</strong> monarquía. Esta analogía es so<strong>la</strong>mente para subrayar<br />
que hoy no podemos darnos ese lujo, no es<br />
posible ignorar el mundo nuevo que está naciendo<br />
aquí abajo, ante nuestras narices, ante nuestras<br />
miradas ciegas, que siguen atrapadas en el mundo<br />
que se va, en <strong>la</strong>s viejas categorías, en un conjunto<br />
de instituciones que han adoptado com<strong>por</strong>tamiento<br />
de zombis: están muertos, pero no se han dado<br />
cuenta. Un conjunto de instituciones, categorías,<br />
pa<strong>la</strong>bras, formas de existencia, han dejado de tener<br />
vida, no pueden ya reproducirse, pero aunque<br />
se estén cayendo a pedazos siguen pesando sobre<br />
nosotros y no nos dejan ver lo nuevo, lo que está<br />
naciendo.<br />
Esta iniciativa y este encuentro, tienen un<br />
propósito inmediato muy c<strong>la</strong>ro: ¿cómo podemos<br />
despertarnos juntos de <strong>la</strong> pesadil<strong>la</strong>? Se trata de<br />
despertar juntos, sufrir juntos, sentir juntos el<br />
dolor. Lo hemos padecido estos días con el dolor<br />
que nos puso sobre <strong>la</strong> mesa Javier Sicilia, el dolor<br />
de <strong>la</strong>s víctimas. De alguna manera, sabemos que<br />
todas y todos somos víctimas. Nos hemos encontrado<br />
para compartir este dolor, pero también <strong>la</strong><br />
posibilidad de una nueva mirada.<br />
En mayo, los compañeros zapatistas convocaron<br />
a un gran encuentro, a un semillero. Esta semana<br />
hemos estado escuchando buena parte de lo<br />
que se discutió en ese semillero, que lo fue realmente:<br />
se dispersaron <strong>la</strong>s semil<strong>la</strong>s y se han estado<br />
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