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Socialismo%20y%20Estado.%20conferencia%20%281%29

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En ese momento, Bakunin estaba en contacto en Rusia con un oscuro personaje:<br />

Sergei Nechaev. Nechaev había persuadido a Bakunin que las masas revolucionarias<br />

rusas estaban dispuestas a comenzar un levantamiento general contra el Zar. Bakunin<br />

soñaba con un levantamiento que recordase a las epopeyas de Stenka Razin o Yemelian<br />

Pugachov del periodo moderno. Todo en un prolijo momento para Bakunin, que<br />

escribió varios textos para los revolucionarios rusos: Algunas palabras a mis jóvenes<br />

hermanos en Rusia, La ciencia y la causa revolucionaria contemporánea, A los<br />

oficiales del ejército ruso o Los osos de Berna y los osos de San Petersburgo. Sin<br />

embargo, Nechaev se convirtió en un personaje arribista que para su propio beneficio<br />

administró los fondos que se habían recaudado para la causa revolucionaria. La excesiva<br />

confianza que Bakunin le había proporcionado le costó cara, ya que a ojos<br />

internacionales la empresa de Nechaev fue contraproducente para le propio Bakunin.<br />

Pronto pasó esta amargura, ya que la guerra franco-prusiana de 1870-1871, abrió<br />

las puertas a un nuevo proceso revolucionario. Bakunin fue crítico con la política<br />

expansionista alemana y consideró a las tropas de Bismarck como un elemento<br />

reaccionario. Por ello, Bakunin consideraba que la defensa de Francia, de la Francia de<br />

los valores revolucionarios, era prioritaria para cualquier trabajador y para la lucha del<br />

socialismo internacional. En septiembre de 1870 publicó su Cartas a un francés en las<br />

presentes circunstancias.<br />

Debido a los acontecimientos, Bakunin abandonó Locarno y llegó a Lyon el 15<br />

de septiembre. Allí se constituyó un Comité de Salvación para Francia donde Bakunin<br />

fue uno de sus más activos participantes. El movimiento se hacía extensible a Saint<br />

Etienne, Tarare y Marsella. Fue una revuelta antiestatal, proponiendo la creación de<br />

comités de salvación para Francia con el objetivo de conformar una convención<br />

revolucionaria. Incluso se quiso traer para la defensa del proceso a Garibaldi. El 28 de<br />

septiembre los revolucionarios se hicieron con el control de la alcaldía de Lyon, pero la<br />

revuelta fue controlada y Bakunin tuvo que huir a Marsella regresando posteriormente a<br />

Locarno. Parte de la prensa socialista, sobre todo la rama marxista, considero la revuelta<br />

de Lyon como algo infantil y que solo había beneficiado al militarismo bismarckiano.<br />

Aunque Marsella intentó en octubre desarrollar un proceso revolucionario similar, que<br />

también se tornó en fracaso, la oportunidad la volvió a tener Francia cuando en marzo<br />

de 1871 se proclamó la Comuna de París.<br />

A pesar del fracaso de la misma y del intento que hubo de hacer extensivo el<br />

ejemplo parisino a otras ciudades francesas (Burdeos, Lyon, Marsella, Narbona, etc.), la<br />

Comuna fue el primer ejemplo de control de los trabajadores de la sociedad. Esto<br />

suscitó el debate en el seno del movimiento obrero de si fue una revolución de carácter<br />

antiautoritario y federal (dando la razón a las posiciones de Proudhon o de Bakunin) o<br />

bien de carácter centralista (que daría la razón a Marx). Y aunque Bakunin no participó<br />

en la rebelión parisina, vio con ojos esperanzadores la posibilidad que se abrió para el<br />

movimiento revolucionario. La oposición que la Comuna había tenido en diversos<br />

sectores, le valió a Bakunin para defenderla en varios escritos.<br />

Todos estos procesos revolucionarios no pusieron fin a las disputas internas de la<br />

AIT. Por el contrario, los continuos fracasos agravaron la situación. Bakunin fue<br />

expulsado de la sección suiza de Ginebra por sus simpatías con la Federación del Jura.<br />

El Consejo General intentaba en ese momento, tras el fracaso de la Comuna y la<br />

Conferencia de Londres de 1871, acaparar mayor poder central frente a las secciones<br />

que se oponían. Esas secciones antiautoritarias intentaron organizarse a partir de la<br />

Federación del Jura y tras la declaración de Sonvilier el 12 de noviembre de 1871.<br />

Bakunin apoyó esa declaración, lo mismo que España, Bélgica y la mayoría de las<br />

francesas. La ruptura de la Internacional era cuestión de tiempo. Para el sector marxista,

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