12.05.2017 Views

Valerie Tasso. Diario de una ninfómana

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Cuando entro en el edificio, me doy cuenta <strong>de</strong> que no tiene ascensor. Es muy<br />

antiguo y la planta baja sirve <strong>de</strong> cuartel general a pequeños <strong>de</strong>lincuentes, los<br />

sábados por la noche, porque las pare<strong>de</strong>s están llenas <strong>de</strong> graffitis y el rincón<br />

<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las escaleras tiene marcas <strong>de</strong> incendios provocados. Unas latas <strong>de</strong><br />

Coca-Cola yacen tiradas en el suelo, y unos mocosos comienzan a jugar con ellas<br />

al fútbol cuando me ven llegar, apuntándome para jactarse.<br />

El cliente vive en el último piso. Me armo <strong>de</strong> valor y empiezo a subir las escaleras<br />

<strong>de</strong> dos en dos hasta el quinto. Estoy un poco nerviosa porque me pregunto qué<br />

tipo <strong>de</strong> persona me voy a encontrar en un sitio tan cutre como éste.<br />

Casi al llegar a la puerta <strong>de</strong>l piso, suena mi teléfono móvil.<br />

—¿Sí?<br />

Tengo que gritar un poco porque los niños <strong>de</strong> abajo están armando un ruido<br />

tremendo que se oye hasta aquí.<br />

—¿Ya has llegado? —me pregunta Susana, impaciente—. Llevas media hora en<br />

un taxi.<br />

¿Qué estás haciendo? ¡El cliente te está esperando!<br />

—Te iba a llamar. Casi estoy llamando a la puerta —le digo, sin aliento, y siento<br />

<strong>de</strong> repente que alguien en las escaleras me está observando.<br />

Un hombre moreno, <strong>de</strong> complexión fuerte, me está mirando malévolamente, en el<br />

marco <strong>de</strong> la puerta adon<strong>de</strong> me dirijo, teléfono en mano.<br />

—Te tengo que <strong>de</strong>jar —anuncio a Susana, mientra.s observo al hombre<br />

haciéndome señales <strong>de</strong> apagar inmediatamente el móvil. Parece furioso.<br />

Y cuelgo.<br />

Me hace pasar rápidamente, sin <strong>una</strong> palabra, y antes <strong>de</strong> cerrar la puerta, mira a lo<br />

largo <strong>de</strong>l pasillo para ver si alguien ha podido presenciar la escena.<br />

En la casa, me lleva, siempre en silencio, hasta el salón y, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un tiempo,<br />

me suelta, con rabia:<br />

—¡No eres para nada un ejemplo <strong>de</strong> discreción!<br />

Pensaba hasta ahora que este señor era mudo. Pero su voz grave me sorpren<strong>de</strong> y<br />

me hace sentirme mal.<br />

—¡Lo siento! Tienes razón. Tenía que haber apagado el móvil<br />

www.LeerLibrosOnline.net

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!