You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Y se pone nuevamente a reír. Los intentos <strong>de</strong> Pedro por calmarla son un fracaso.<br />
Cojo mi bolso y salgo dando un portazo en las narices <strong>de</strong>l pobre Paki, que me ha<br />
acompañado hasta la puerta.<br />
Pedro <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> seguirme y, <strong>una</strong> vez en la calle, se pone a correr para intentar<br />
reducir los cien metros <strong>de</strong> distancia que nos separan. —¡Espera! Espera, por favor<br />
—me grita sin aliento.<br />
Hago <strong>una</strong> señal al primer taxi libre que está bajando la calle. —¡Cásate conmigo,<br />
por favor! ¡Te lo suplico! —Vete a la mierda —susurro. Y vuelvo directamente a la<br />
casa.<br />
Intercambios<br />
25 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1999<br />
Siete <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>.<br />
Hoy, ni huella <strong>de</strong> Giovanni. Me prometió que vendría y que pasaríamos toda la<br />
noche juntos. Pero Susana no me ha llamado para avisarme <strong>de</strong> que tengo la<br />
noche reservada. He estado muy nerviosa todo el día, y he tenido el sentimiento<br />
familiar <strong>de</strong> haber sido engañada por segunda vez en mi vida. He intentado dormir<br />
un poco, para olvidar, pero no he podido pegar ojo. Así que me he ido al gimnasio<br />
para <strong>de</strong>sahogarme. Evi<strong>de</strong>ntemente, me he llevado el móvil, por si llama en el<br />
último minuto. En lo más profundo <strong>de</strong> mí, no pierdo la esperanza <strong>de</strong> volver a ver al<br />
italiano que ha robado mi corazón.<br />
Nueve y cuarto <strong>de</strong> la noche.<br />
Ya llevo <strong>una</strong> hora levantando pesas e insultando mentalmente a todos los<br />
hombres <strong>de</strong> la tierra, cuando tiene lugar la tan esperada llamada <strong>de</strong> este mes <strong>de</strong><br />
noviembre.<br />
—Te recuerdo que, a las once, tienes que estar en el hotel Hilton.<br />
—¿Cómo que «te recuerdo»? ¡Susana, ni siquiera lo sabía hasta ahora!<br />
—Bueno, pues ya lo sabes —me dice, un poco perpleja—. Mae y tú vais con los<br />
italianos a pasar toda la noche. ¡Alégrate!, cariño, es más dinero para ti.<br />
Ya es tar<strong>de</strong> y tengo poco tiempo. Corro hasta mi casa, todavía con el chándal<br />
puesto y me meto rápidamente en la ducha. La rabia que he sentido todo el día ha<br />
www.LeerLibrosOnline.net