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Declaración<br />
Como ya le dije comisario, esta mañana desperté todo sudado, por lo tanto salí<br />
inmediatamente de la casilla. Usted conoce perfectamente el lugar… Ahí nomas, al final<br />
del pueblo, justo en la curva de la ruta, pegadito al terraplén del tren. Me arranqué casi la<br />
camisa y metí la cabeza abajo del agua fría que logre conseguir de la vieja bomba... El<br />
sonido del tren del sur me terminó de despabilar… No había duda era, el rápido de las<br />
siete. Observé como disminuía la marcha para sortear bien la curva…<br />
En ese preciso instante vi como caía un bulto bastante grande de una de las ventanillas…<br />
Rodo por el terraplén y cayó al costado de la ruta… Pegado casi al alambrado que tengo<br />
como cerco de mi casucha…<br />
De puro curioso me acerque para ver de qué se trataba, sin atravesar mi cerco, y fue así<br />
nomás, como vi el bolsón de cuero marrón entreabierto.<br />
No habían pasado más de dos minutos cuando apareció una de esas chatas modernas…<br />
Esas que usan los jóvenes bienudos del pueblo… Esas importadas…. Japonesas, creo…<br />
Blanca...De color blanco, estoy seguro...¡No!... No tuve tiempo de ver la patente….Todo<br />
paso en un abrir y cerrar de ojos…<br />
¡Sí! Estoy seguro… Se abrió la puerta del acompañante y bajó un muchacho corpulento<br />
con la cabeza cubierta con una capucha… Agarro el bolso a las apuradas sin prestar atención<br />
a los papeles que se le caían…