REVISTA MUNDO PLURAL NRO 9

En el medio queda el hincha común, que ahora antes de decidir si va a ver a
su equipo tiene que tener en cuenta si juega de local, si las entradas hay
que comprarlas antes, si es necesario ser socio y, en caso de que sea socio,
si la venta es para todos o solo para los que están en un ranking.
Pero aparte debe informarse sobre qué día y a qué hora juega su equipo.
Porque por una cuestión de “seguridad” no juegan todos a la misma hora ni
el mismo día. Algo que hace algún tiempo era lo más común.
Alguna vez existió la posibilidad de levantarse un domingo a la mañana, mirar
el cielo y pensar “¡Qué lindo día para ir a la cancha”. Y terminar yendo,
porque todos los partidos se jugaban el domingo, a las tres de la tarde en
invierno, a las cinco o a las seis en verano. Y si usted quería podía ir más
temprano y se veía el “partido de reserva” donde jugaban los jugadores más
jóvenes del club, las futuras figuras de su equipo.
Créame que es así. Hubo un tiempo que fue hermoso, en el que el fútbol era
sólo deporte, hubo un tiempo que fue mejor. Hubo un tiempo en el que ir a la
cancha significaba la posibilidad de disfrutar de un espectáculo y no el peligro
de quedar atrapado en una lucha de inadaptados.
Hubo un tiempo en el que fuimos felices. Pero ese tiempo ya no está, y quizá
nunca vuelva.
Diego De Horta