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Shakespeare - Macbeth

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BANQUO<br />

Sí, mi señor, y el tiempo nos apremia.<br />

MACBETH<br />

Corran los caballos raudos y seguros;<br />

a sus lomos os confío. Adiós.<br />

Sale BANQUO.<br />

Que cada cual disponga de su tiempo<br />

hasta las siete de esta noche.<br />

Para que vuestra compañía sea más grata,<br />

deseo quedarme solo hasta la hora de la cena.<br />

Hasta entonces, Dios os guarde:<br />

Salen [todos menos MACBETH y un CRIADO].<br />

Tú, un momento. ¿Me esperan esos hombres?<br />

CRIADO<br />

Sí, mi señor, a las puertas de palacio.<br />

MACBETH<br />

Tráelos ante mí.<br />

Sale el CRIADO.<br />

Ser rey no es nada sin estar a salvo.<br />

Mi temor a Banquo se me clava hondo<br />

y en su regio temple reina<br />

lo que ha de temerse. Es muy audaz<br />

y, además de ese ánimo intrépido,<br />

la prudencia le guía su valor<br />

para obrar sobre seguro. No hay nadie más que él<br />

a quien yo tema, y bajo él mi espíritu<br />

se siente coartado, como dicen que lo estaba<br />

el de Antonio por César. Increpó a las Fatídicas<br />

cuando me dieron el nombre de rey<br />

y les mandó que le hablasen. Proféticamente,<br />

ellas le saludaron como padre de reyes.<br />

Ciñeron mi cabeza con estéril corona<br />

y me hicieron empuñar un cetro infecundo<br />

que habrá de arrebatarme mano extraña,<br />

Comment: El espíritu adscrito a su<br />

destino: el «demonio» de los antiguos<br />

griegos.<br />

Comment: No Julio César, sino<br />

Octavio César (Augusto).<br />

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