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Guerras de los Ángeles

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

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<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />

La noticia <strong>de</strong> la llegada <strong>de</strong> <strong>los</strong> magos cundió rápidamente por toda Jerusalén. Su extraña<br />

misión creó agitación entre el pueblo, agitación que penetró hasta en el palacio <strong>de</strong>l rey<br />

Hero<strong>de</strong>s. El astuto idumeo quedó perturbado por la insinuación <strong>de</strong> que pudiese tener un<br />

rival... {VAAn 168.1}<br />

Hero<strong>de</strong>s temió que <strong>los</strong> sacerdotes estuviesen maquinando con <strong>los</strong> extranjeros para<br />

excitar un tumulto popular que lo <strong>de</strong>stronase. Sin embargo, ocultó su <strong>de</strong>sconfianza,<br />

resuelto a hacer abortar sus planes por una astucia superior. Reuniendo a <strong>los</strong> príncipes <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> sacerdotes y escribas, <strong>los</strong> interrogó acerca <strong>de</strong> lo que enseñaban sus libros sagrados con<br />

respecto al lugar en que había <strong>de</strong> nacer el Mesías. {VAAn 168.2}<br />

Esta investigación <strong>de</strong>l que usurpara el trono, hecha a petición <strong>de</strong> unos extranjeros, hirió<br />

el orgullo <strong>de</strong> <strong>los</strong> maestros judíos. La indiferencia con que se refirieron a <strong>los</strong> rol<strong>los</strong> <strong>de</strong> la<br />

profecía airó al ce<strong>los</strong>o tirano. Pensó que estaban tratando <strong>de</strong> ocultarle su conocimiento <strong>de</strong>l<br />

asunto. Con una autoridad que no se atrevían a <strong>de</strong>spreciar, les or<strong>de</strong>nó que escudriñasen<br />

atentamente y le <strong>de</strong>clarasen el lugar don<strong>de</strong> <strong>de</strong>bía nacer el Rey que esperaban. “El<strong>los</strong> le<br />

dijeron: En Belén <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a; porque así está escrito por el profeta”. Mateo 2:5... {VAAn<br />

168.3}<br />

Los sacerdotes y ancianos <strong>de</strong> Jerusalén no eran tan ignorantes acerca <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong><br />

Cristo como aparentaban. El informe <strong>de</strong> la visita <strong>de</strong> <strong>los</strong> ángeles a <strong>los</strong> pastores había sido<br />

llevado a Jerusalén, pero <strong>los</strong> rabinos lo habían consi<strong>de</strong>rado indigno <strong>de</strong> su atención. El<strong>los</strong><br />

podrían haber encontrado a Jesús, y haber estado listos para conducir a <strong>los</strong> magos al lugar<br />

don<strong>de</strong> naciera; pero en vez <strong>de</strong> ello, <strong>los</strong> sabios vinieron a llamarles la atención al nacimiento<br />

<strong>de</strong>l Mesías. “¿Dón<strong>de</strong> está el rey <strong>de</strong> <strong>los</strong> judíos que ha nacido?—dijeron—. Porque su<br />

estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle”. Mateo 2:2. {VAAn 168.4}<br />

Entonces el orgullo y la envidia cerraron la puerta a la luz. Si <strong>los</strong> informes traídos por<br />

<strong>los</strong> pastores y <strong>los</strong> magos habían <strong>de</strong> ser aceptados, eso colocaba a <strong>los</strong> sacerdotes y rabinos<br />

en una posición poco envidiable, pues <strong>de</strong>smentía su pretensión <strong>de</strong> ser exponentes <strong>de</strong> la<br />

verdad <strong>de</strong> Dios. Esos sabios maestros no querían rebajarse a recibir instrucciones <strong>de</strong><br />

aquel<strong>los</strong> a quienes llamaban paganos. No podía ser, razonaban, que Dios <strong>los</strong> hubiera<br />

pasado por alto para comunicarse con pastores ignorantes y gentiles incircuncisos.<br />

Resolvieron <strong>de</strong>mostrar su <strong>de</strong>sprecio por <strong>los</strong> informes que agitaban al rey Hero<strong>de</strong>s y a toda<br />

Jerusalén. Ni aun quisieron ir a Belén para ver si esas cosas eran así... {VAAn 169.1}<br />

Los magos salieron so<strong>los</strong> <strong>de</strong> Jerusalén. Las sombras <strong>de</strong> la noche iban cayendo cuando<br />

pasaron por las puertas, pero para gran gozo suyo volvieron a ver la estrella, y ella <strong>los</strong><br />

encaminó hacia Belén. El<strong>los</strong> no habían recibido ninguna indicación <strong>de</strong>l humil<strong>de</strong> estado <strong>de</strong><br />

Jesús, como la que había sido dada a <strong>los</strong> pastores... En Belén, no encontraron ninguna<br />

guardia real para proteger al recién nacido Rey. No le asistía ninguno <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres<br />

honrados por el mundo. Jesús se hallaba acostado en un pesebre. Sus padres, campesinos<br />

sin educación, eran sus únicos guardianes... {VAAn 169.2}<br />

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