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Guerras de los Ángeles

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

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<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />

Capítulo 19—Los <strong>Ángeles</strong> en la Experiencia <strong>de</strong> Elena G. <strong>de</strong> White<br />

Su llamado al ministerio profético<br />

Mientras estaba orando ante el altar <strong>de</strong> la familia, el Espíritu Santo <strong>de</strong>scendió sobre mí,<br />

y me pareció que me elevaba más y más, muy por encima <strong>de</strong>l tenebroso mundo. Miré<br />

hacia la tierra para buscar al pueblo adventista, pero no lo hallé en parte alguna, y entonces<br />

una voz me dijo: “Vuelve a mirar un poco más arriba”. Alcé <strong>los</strong> ojos y vi un sen<strong>de</strong>ro recto<br />

y angosto trazado muy por encima <strong>de</strong>l mundo. El pueblo adventista andaba por ese<br />

sen<strong>de</strong>ro, en dirección a la ciudad que se veía en su último extremo. En el comienzo <strong>de</strong>l<br />

sen<strong>de</strong>ro, <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> <strong>los</strong> que ya andaban, había una brillante luz que, según me dijo un ángel,<br />

era el “clamor <strong>de</strong> media noche”. Esta luz brillaba a todo lo largo <strong>de</strong>l sen<strong>de</strong>ro, y alumbraba<br />

<strong>los</strong> pies <strong>de</strong> <strong>los</strong> caminantes para que no tropezaran. Delante <strong>de</strong> el<strong>los</strong> iba Jesús guiándo<strong>los</strong><br />

hacia la ciudad, y si no apartaban <strong>los</strong> ojos <strong>de</strong> él, iban seguros.—Primeros Escritos, 14.<br />

{VAAn 253.1}<br />

A la edad <strong>de</strong> diecisiete años... un visitante celestial vino y habló conmigo, diciendo:<br />

“Tengo un mensaje para ti que <strong>de</strong>bes comunicar”. “¿Por qué a mí?—pensé—; <strong>de</strong>be <strong>de</strong><br />

haber un gran error”. Pero otra vez se escucharon las palabras: “Tengo un mensaje que<br />

<strong>de</strong>bes comunicar; escribe lo que te he dado para el pueblo”.—Sermons and Talks 2:252.<br />

{VAAn 254.1}<br />

El arca <strong>de</strong>l pacto en el cielo<br />

El Señor me dio una visión <strong>de</strong>l santuario celestial. El templo <strong>de</strong> Dios estaba abierto en<br />

el cielo, y me fue mostrada el arca <strong>de</strong> Dios cubierta con el propiciatorio. Dos ángeles<br />

estaban a <strong>los</strong> dos extremos <strong>de</strong>l arca, con sus alas extendidas sobre el propiciatorio y sus<br />

rostros mirando hacia él. Mi ángel acompañante me informó que el<strong>los</strong> representaban a la<br />

hueste angelical que mira con profunda reverencia la ley <strong>de</strong> Dios que fue escrita con su<br />

propio <strong>de</strong>do.—Notas Biográficas <strong>de</strong> Elena G. <strong>de</strong> White, 237 (1880). {VAAn 254.2}<br />

El arca <strong>de</strong>l santuario terrenal fue construida siguiendo el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l arca en el santuario<br />

celestial. Allí, junto al arca en el cielo, hay ángeles vivientes con una <strong>de</strong> sus alas cubriendo<br />

el propiciatorio y dirigida hacia lo alto, y con la otra cubriéndose a sí mismos en señal <strong>de</strong><br />

reverencia y humildad.—The Signs of the Times, 24 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1880. {VAAn 254.3}<br />

Ojalá todos pudieran contemplar a nuestro precioso Salvador tal como es: un Salvador.<br />

Que su mano aparte el velo que oculta su gloria <strong>de</strong> nuestros ojos. Aparece en su elevado<br />

y santo lugar. ¿Qué veremos? Nuestro Salvador no está en silencio e inactividad: está<br />

ro<strong>de</strong>ado por seres celestiales, querubines y serafines, miríadas y miríadas <strong>de</strong> ángeles.<br />

{VAAn 254.4}<br />

Todos estos seres celestiales tienen un propósito superior a todos <strong>los</strong> <strong>de</strong>más, en el cual<br />

están intensamente interesados: la iglesia [<strong>de</strong> Cristo] en un mundo <strong>de</strong> corrupción... Están<br />

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