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Guerras de los Ángeles

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

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<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />

tienda y miró hacia el sereno resplandor <strong>de</strong>l firmamento <strong>de</strong>spejado, y recordó la promesa<br />

que se le había hecho casi cincuenta años antes, a saber, que su simiente sería innumerable<br />

como las estrellas. Si se había <strong>de</strong> cumplir esta promesa por medio <strong>de</strong> Isaac, ¿cómo podía<br />

ser muerto? Abrahán estuvo tentado a creer que se engañaba... Recordó a <strong>los</strong> ángeles que<br />

se le enviaron para revelarle el propósito <strong>de</strong> Dios acerca <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Sodoma, y<br />

que le prometieron este mismo hijo Isaac. Fue al sitio don<strong>de</strong> varias veces se había<br />

encontrado con <strong>los</strong> mensajeros celestiales, esperando hallar<strong>los</strong> allí otra vez y recibir más<br />

instrucción; pero ninguno <strong>de</strong> el<strong>los</strong> vino en su ayuda.—Historia <strong>de</strong> <strong>los</strong> Patriarcas y Profetas,<br />

143-145. {VAAn 84.3}<br />

Todo el día esperó la llegada <strong>de</strong> un ángel que viniera a ben<strong>de</strong>cirlo y confortarlo o, tal<br />

vez, a revocar el mandato <strong>de</strong> Dios; pero no apareció ningún mensajero <strong>de</strong> misericordia...<br />

Un segundo día concluyó y llegó otra noche <strong>de</strong> vigilia <strong>de</strong>dicada a humillarse y a orar.<br />

Entonces, al tercer día, comenzó el viaje.—The Signs of the Times, 1 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1875.<br />

{VAAn 85.1}<br />

En el sitio indicado construyeron el altar, y pusieron sobre él la leña. Entonces, con voz<br />

temblorosa, Abrahán reveló a su hijo el mensaje divino. Con terror y asombro Isaac se<br />

enteró <strong>de</strong> su <strong>de</strong>stino; pero no ofreció resistencia... Participaba <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> Abrahán, y<br />

consi<strong>de</strong>raba como un honor el ser llamado a dar su vida en holocausto a Dios... {VAAn<br />

85.2}<br />

Por fin se dicen las últimas palabras <strong>de</strong> amor, <strong>de</strong>rraman las últimas lágrimas, y se dan<br />

el último abrazo. El padre levanta el cuchillo para dar muerte a su hijo, y <strong>de</strong> repente su<br />

brazo es <strong>de</strong>tenido. Un ángel <strong>de</strong>l Señor llama al patriarca <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo: “Abrahán,<br />

Abrahán”. El contesta en seguida: “Heme aquí”. De nuevo se oye la voz: “No extiendas<br />

tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por<br />

cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único”. Génesis 22:11-12... {VAAn 85.3}<br />

Dios dio a su Hijo para que muriera en la agonía y la vergüenza. A <strong>los</strong> ángeles que<br />

presenciaron la humillación y la angustia <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios, no se les permitió intervenir<br />

como en el caso <strong>de</strong> Isaac. No hubo voz que clamara: “¡Basta!” El Rey <strong>de</strong> la gloria dio su<br />

vida para salvar a la raza caída... {VAAn 85.4}<br />

Los seres celestiales fueron testigos <strong>de</strong> la escena en que se probaron la fe <strong>de</strong> Abrahán<br />

y la sumisión <strong>de</strong> Isaac... Todo el cielo presenció, absorto y maravillado, la intachable<br />

obediencia <strong>de</strong> Abrahán. Todo el cielo aplaudió su fi<strong>de</strong>lidad. Se <strong>de</strong>mostró que las<br />

acusaciones <strong>de</strong> Satanás eran falsas... {VAAn 86.1}<br />

Había sido difícil aun para <strong>los</strong> ángeles compren<strong>de</strong>r el misterio <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción, enten<strong>de</strong>r<br />

que el Soberano <strong>de</strong>l cielo, el Hijo <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>bía morir por el hombre culpable. Cuando a<br />

Abrahán se le mandó ofrecer a su hijo en sacrificio, se <strong>de</strong>spertó el interés <strong>de</strong> todos <strong>los</strong><br />

seres celestiales. Con intenso fervor, observaron cada paso dado en cumplimiento <strong>de</strong> ese<br />

mandato. Cuando a la pregunta <strong>de</strong> Isaac: “¿Dón<strong>de</strong> está el cor<strong>de</strong>ro para el holocausto?”<br />

Abrahán contestó: “Dios se proveerá <strong>de</strong> cor<strong>de</strong>ro”; y cuando fue <strong>de</strong>tenida la mano <strong>de</strong>l padre<br />

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