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Guerras de los Ángeles

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

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<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />

La incredulidad produce malicia. Que un hombre <strong>de</strong> baja estirpe y nacido en la pobreza<br />

se atreviera a reprobar<strong>los</strong>, llenó <strong>los</strong> corazones <strong>de</strong> <strong>los</strong> nazarenos <strong>de</strong> odio y locura. Se<br />

produjo una gran confusión; la gente tomó a Jesús y lo echó <strong>de</strong> la sinagoga y <strong>de</strong> su<br />

ciudad.—The Signs of the Times, 16 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1887. {VAAn 188.4}<br />

Todos parecían estar <strong>de</strong>cididos a <strong>de</strong>struirlo. Lo llevaron hasta el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> un precipicio<br />

con el fin <strong>de</strong> <strong>de</strong>speñarlo. Las maldiciones y <strong>los</strong> gritos llenaban el aire, y algunos le<br />

arrojaban polvo y piedras. Repentinamente, sin saber el<strong>los</strong> cuándo y cómo, <strong>de</strong>sapareció<br />

<strong>de</strong> su vista.<br />

Angeles <strong>de</strong> Dios lo tomaron <strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> la enfurecida multitud y preservaron su vida.<br />

Estos mensajeros celestiales habían estado presentes en la sinagoga mientras les hablaba,<br />

y lo acompañaron mientras era empujado y maltratado por <strong>los</strong> incrédu<strong>los</strong> y furiosos judíos.<br />

Los ángeles cegaron <strong>los</strong> ojos <strong>de</strong> la multitud enloquecida y llevaron a Jesús a un lugar<br />

seguro.—The Spirit of Prophecy 2:114-115. {VAAn 188.5}<br />

El en<strong>de</strong>moniado en la sinagoga <strong>de</strong> Capernaúm<br />

Mientras estaba Jesús en la sinagoga, hablando <strong>de</strong>l reino que había venido a establecer<br />

y <strong>de</strong> su misión <strong>de</strong> libertar a <strong>los</strong> cautivos <strong>de</strong> Satanás, fue interrumpido por un grito <strong>de</strong> terror.<br />

Un loco se lanzó hacia a<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> entre la gente, clamando: “Déjanos; ¿qué tienes con<br />

nosotros Jesús nazareno? ¿Has venido para <strong>de</strong>struirnos? Yo te conozco quién eres, el<br />

Santo <strong>de</strong> Dios”. Lucas 4:34. {VAAn 189.1}<br />

Todo quedó entonces en confusión y alarma. La atención se <strong>de</strong>svió <strong>de</strong> Cristo, y la gente<br />

ya no oyó sus palabras. Tal era el propósito <strong>de</strong> Satanás al conducir a su víctima a la<br />

sinagoga. Pero Jesús reprendió al <strong>de</strong>monio, diciendo: “Cállate, y sal <strong>de</strong> él. Entonces el<br />

<strong>de</strong>monio, <strong>de</strong>rribándole en medio <strong>de</strong> el<strong>los</strong>, salió <strong>de</strong> él, y no le hizo daño alguno”. Lucas<br />

4:35. {VAAn 189.2}<br />

La mente <strong>de</strong> este pobre doliente había sido oscurecida por Satanás, pero en presencia<br />

<strong>de</strong>l Salvador un rayo <strong>de</strong> luz había atravesado las tinieblas. Se sintió incitado a <strong>de</strong>sear estar<br />

libre <strong>de</strong>l dominio <strong>de</strong> Satanás; pero el <strong>de</strong>monio resistió al po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Cristo. Cuando el<br />

hombre trató <strong>de</strong> pedir auxilio a Jesús, el mal espíritu puso en su boca las palabras, y el<br />

en<strong>de</strong>moniado clamó con la agonía <strong>de</strong>l temor. Comprendía parcialmente que se hallaba en<br />

presencia <strong>de</strong> Uno que podía librarle; pero cuando trató <strong>de</strong> ponerse al alcance <strong>de</strong> esa mano<br />

po<strong>de</strong>rosa, otra voluntad lo retuvo; las palabras <strong>de</strong> otro fueron pronunciadas por su medio.<br />

Era terrible el conflicto entre el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Satanás y su propio <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> libertad.—El<br />

Deseado <strong>de</strong> Todas las Gentes, 220-221. {VAAn 189.3}<br />

El que había conquistado al archienemigo en el <strong>de</strong>sierto, arrebató a este pobre cautivo<br />

<strong>de</strong> las garras <strong>de</strong> Satanás. Bien sabía Jesús que aunque el <strong>de</strong>monio había asumido otra<br />

forma, era el mismo espíritu maligno que lo había tentado antes en el <strong>de</strong>sierto.—The Spirit<br />

of Prophecy 2:180. {VAAn 190.1}<br />

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