Guerras de los Ángeles
Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.
Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.
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<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />
Capítulo 6—Los Angeles antes y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l Diluvio<br />
El plan <strong>de</strong> salvación explicado más ampliamente<br />
Los ángeles se comunicaron con Adán <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su caída y le informaron acerca <strong>de</strong>l<br />
plan <strong>de</strong> salvación; la raza humana tenía posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ser redimida.—Spiritual Gifts<br />
3:52. {VAAn 67.1}<br />
Los ángeles informaron a Adán que así como su transgresión había acarreado muerte y<br />
ruina, la vida y la inmortalidad aparecerían como resultado <strong>de</strong>l sacrificio <strong>de</strong> Cristo.—La<br />
Historia <strong>de</strong> la Re<strong>de</strong>nción, 49. {VAAn 67.2}<br />
El huerto <strong>de</strong>l Edén permaneció en la tierra mucho tiempo <strong>de</strong>spués que el hombre fuera<br />
expulsado <strong>de</strong> sus agradables sen<strong>de</strong>ros. Durante mucho tiempo <strong>de</strong>spués, se le permitió a la<br />
raza caída contemplar <strong>de</strong> lejos el hogar <strong>de</strong> la inocencia, cuya entrada estaba vedada por<br />
<strong>los</strong> vigilantes ángeles.—Historia <strong>de</strong> <strong>los</strong> Patriarcas y Profetas, 46. {VAAn 67.3}<br />
Cultos celebrados frente a la puerta guardada por <strong>los</strong> querubines<br />
A la puerta <strong>de</strong>l paraíso guardada por querubines, se manifestaba la gloria <strong>de</strong> Dios, y allí<br />
iban <strong>los</strong> primeros adoradores a levantar sus altares y a presentar sus ofrendas. Allí era<br />
don<strong>de</strong> Caín y Abel habían llevado sus sacrificios y Dios había con<strong>de</strong>scendido a<br />
comunicarse con el<strong>los</strong>. {VAAn 68.1}<br />
El escepticismo no podía negar la existencia <strong>de</strong>l Edén mientras estaba a la vista, con su<br />
entrada vedada por <strong>los</strong> ángeles custodios. El or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la creación, el objeto <strong>de</strong>l huerto, la<br />
historia <strong>de</strong> sus dos árboles tan estrechamente ligados al <strong>de</strong>stino <strong>de</strong>l hombre, eran hechos<br />
indiscutibles; y la existencia y suprema autoridad <strong>de</strong> Dios, la vigencia <strong>de</strong> su ley, eran<br />
verda<strong>de</strong>s que nadie pudo poner en tela <strong>de</strong> juicio mientras Adán vivía.—Historia <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
Patriarcas y Profetas, 70-71. {VAAn 68.2}<br />
A estos hermanos [Caín y Abel] se les había enseñado todo lo concerniente a la<br />
provisión hecha para la salvación <strong>de</strong> la raza humana. Se les requirió que pusieran en<br />
práctica un sistema basado en la humil<strong>de</strong> obediencia, que manifestaran reverencia hacia<br />
Dios y su fe y su <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia en el Re<strong>de</strong>ntor prometido, por medio <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
primogénitos <strong>de</strong>l rebaño y la presentación solemne <strong>de</strong> el<strong>los</strong> junto con su sangre como<br />
holocausto ofrecido al Señor... {VAAn 68.3}<br />
[Caín] no estaba dispuesto a seguir estrictamente el plan <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer y conseguir un<br />
cor<strong>de</strong>ro para ofrecerlo con <strong>los</strong> frutos <strong>de</strong> la tierra. Simplemente tomó lo <strong>de</strong> la tierra y pasó<br />
por alto el requerimiento <strong>de</strong> Dios... Abel aconsejó a su hermano que no se presentara<br />
<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Señor sin la sangre <strong>de</strong> <strong>los</strong> sacrificios. Caín, puesto que era el mayor, no quiso<br />
escuchar a su hermano... {VAAn 68.4}<br />
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