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Guerras de los Ángeles

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

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<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />

huerto?” Génesis 3:1. Eva no se había dado cuenta que al pensar en voz alta había revelado<br />

sus pensamientos. Por tanto se asombró al escuchar sus dudas repetidas por una<br />

serpiente.—The Review and Herald, 24 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1874. {VAAn 57.3}<br />

Con palabras suaves y agradables, y con voz melodiosa, [Satanás] se dirigió a la<br />

maravillada Eva, que se sintió sorprendida al verificar que la serpiente hablaba. Esta alabó<br />

la belleza y el extraordinario encanto <strong>de</strong> Eva, lo que no le resultó <strong>de</strong>sagradable... {VAAn<br />

58.1}<br />

Eva estaba encantada, halagada, infatuada.—La Historia <strong>de</strong> la Re<strong>de</strong>nción, 33-<br />

34. {VAAn 58.2}<br />

Eva pensó que si la serpiente podía conocer sus pensamientos <strong>de</strong>bía ser muy sabia. Su<br />

respuesta fue: “Del fruto <strong>de</strong> <strong>los</strong> árboles <strong>de</strong>l huerto po<strong>de</strong>mos comer; pero <strong>de</strong>l fruto <strong>de</strong>l árbol<br />

que está en medio <strong>de</strong>l huerto dijo Dios: No comeréis <strong>de</strong> él, ni le tocaréis, para que no<br />

muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día<br />

que comáis <strong>de</strong> él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el<br />

mal”. Génesis 3:2-5. {VAAn 58.3}<br />

Aquí el padre <strong>de</strong> la mentira hizo su aserto en abierta contradicción a la expresa palabra<br />

<strong>de</strong> Dios. Satanás aseguró a Eva que ella había sido creada inmortal y que no existía<br />

siquiera la posibilidad <strong>de</strong> que muriese. Le dijo que Dios sabía que si comían <strong>de</strong>l fruto <strong>de</strong>l<br />

árbol <strong>de</strong> la ciencia, su entendimiento sería iluminado, expandido y ennoblecido,<br />

haciéndo<strong>los</strong> iguales a Dios... Eva pensó que había sabiduría en las palabras <strong>de</strong> la<br />

serpiente... Miró con ardiente <strong>de</strong>seo el fruto <strong>de</strong>l árbol que parecía ser <strong>de</strong>licioso. La<br />

serpiente lo estaba comiendo con aparente <strong>de</strong>leite. {VAAn 58.4}<br />

En su discusión con la serpiente, Eva había agregado una expresión al mandato <strong>de</strong> Dios;<br />

Dios había dicho a Adán y Eva: “Mas <strong>de</strong>l árbol <strong>de</strong> la ciencia <strong>de</strong>l bien y <strong>de</strong>l mal no comerás;<br />

porque el día que <strong>de</strong> él comieres, ciertamente morirás”. Génesis 2:17. Mas Eva agregó:<br />

“Ni le tocaréis, para que no muráis”. Esta <strong>de</strong>claración le dio a la sutil serpiente una<br />

ventaja.—<br />

The Review and Herald, 24 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1874. {VAAn 58.5}<br />

[Satanás] le dijo que al comer <strong>de</strong>l fruto <strong>de</strong> este árbol, alcanzarían una esfera <strong>de</strong><br />

existencia más elevada y entrarían en un campo <strong>de</strong> sabiduría más amplio. Añadió que él<br />

mismo había comido <strong>de</strong> ese fruto prohibido y como resultado había adquirido el don <strong>de</strong> la<br />

palabra. Insinuó que por egoísmo el Señor no quería que comiesen <strong>de</strong>l fruto, pues entonces<br />

se elevarían a la igualdad con él.—Historia <strong>de</strong> <strong>los</strong> Patriarcas y Profetas, 37. {VAAn 59.1}<br />

La curiosidad <strong>de</strong> Eva se había <strong>de</strong>spertado. En vez <strong>de</strong> huir <strong>de</strong> ese lugar, se quedó allí<br />

para escuchar hablar a la serpiente. No cruzó por su mente la posibilidad <strong>de</strong> que el enemigo<br />

caído utilizara a ésta como un médium.—La Historia <strong>de</strong> la Re<strong>de</strong>nción, 34. {VAAn 59.2}<br />

¡Con qué intenso interés el universo entero contempló el conflicto que habría <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir<br />

la situación <strong>de</strong> Adán y Eva! ¡Cuán atentamente escucharon <strong>los</strong> ángeles las palabras <strong>de</strong><br />

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