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Guerras de los Ángeles

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

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<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />

Capítulo 11—Los <strong>Ángeles</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el tiempo <strong>de</strong> David hasta Babilonia<br />

El reino <strong>de</strong> David<br />

El arca permaneció en la casa <strong>de</strong> Abinadab hasta que David fue coronado rey. Entonces<br />

reunió a treinta mil hombres elegidos <strong>de</strong> Israel y fue a buscar el arca <strong>de</strong> Dios. El arca fue<br />

colocada sobre un carruaje nuevo que era conducido por Uza y Ahío, <strong>los</strong> hijos <strong>de</strong><br />

Abinadab. David, y toda la casa <strong>de</strong> Israel, celebraban <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Señor con toda clase <strong>de</strong><br />

instrumentos musicales. “Cuando llegaron a la era <strong>de</strong> Nacón, Uza extendió su mano al<br />

arca <strong>de</strong> Dios, y la sostuvo; porque <strong>los</strong> bueyes tropezaban. Y el furor <strong>de</strong> Jehová se encendió<br />

contra Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca <strong>de</strong><br />

Dios”. 2 Samuel 6:6-7. Uza se enfureció con <strong>los</strong> bueyes porque tropezaron. A<strong>de</strong>más<br />

manifestó <strong>de</strong>sconfianza en Dios, como si Aquel que había traído el arca <strong>de</strong> la tierra <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

filisteos no pudiera cuidar <strong>de</strong> ella. Los ángeles que acompañaban el arca castigaron la<br />

presunción impaciente <strong>de</strong> Uza al poner sus manos sobre el arca <strong>de</strong> Dios.—Spiritual Gifts<br />

4a:111. {VAAn 131.1}<br />

Con el objeto <strong>de</strong> exten<strong>de</strong>r sus conquistas entre las naciones extranjeras, David <strong>de</strong>cidió<br />

aumentar su ejército y requerir servicio militar <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> que tuviesen edad apropiada.<br />

Para llevar a cabo este proyecto, fue necesario hacer un censo <strong>de</strong> la población. El orgullo<br />

y la ambición fueron lo que motivó esta acción <strong>de</strong>l rey... {VAAn 132.1}<br />

El objeto <strong>de</strong> esta empresa era directamente contrario a <strong>los</strong> principios <strong>de</strong> la teocracia.<br />

Aun Joab protestó a pesar <strong>de</strong> que hasta entonces se había mostrado tan sin escrúpu<strong>los</strong>...<br />

“Mas la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l rey pudo más que Joab”... {VAAn 132.2} A la mañana siguiente el<br />

profeta Gad le trajo a David un mensaje: “Así ha dicho Jehová: tres cosas te ofrezco; tú<br />

escogerás una <strong>de</strong> ellas para que yo la haga... ¿Quieres que te vengan siete años <strong>de</strong> hambre<br />

en tu tierra? ¿o que huyas tres meses <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> tus enemigos y que el<strong>los</strong> te persigan? ¿o<br />

que tres días haya peste en tu tierra? Piensa ahora y mira qué respon<strong>de</strong>ré al que me ha<br />

enviado”. {VAAn 132.3}<br />

La contestación <strong>de</strong>l rey fue: “Caigamos ahora en mano <strong>de</strong> Jehová, porque sus<br />

misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos <strong>de</strong> hombres”. 2 Samuel 24:12-14.—<br />

Historia <strong>de</strong> <strong>los</strong> Patriarcas y Profetas, 809-810. {VAAn 132.4}<br />

A esto siguió una rápida <strong>de</strong>strucción. Setenta mil murieron como resultado <strong>de</strong> una<br />

pestilencia. David y <strong>los</strong> ancianos <strong>de</strong> Israel, profundamente humillados, clamaron <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong>l Señor. El ángel <strong>de</strong> Jehová, enviado por Dios, iba en camino a <strong>de</strong>struir Jerusalén... Con<br />

vestiduras <strong>de</strong> guerra y una espada en su mano que apuntaba hacia Jerusalén, el ángel se<br />

presentó ante David y <strong>los</strong> que estaban con él. Aterrorizado, David clamó a Dios que tuviera<br />

compasión por las ovejas <strong>de</strong> Israel. En su angustia, confesó: “Yo pequé, yo hice la maldad;<br />

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