11.04.2023 Views

Guerras de los Ángeles

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />

El comandante angélico tomó la gran piedra que había requerido la participación <strong>de</strong><br />

muchos hombres fuertes para ponerla en su lugar, la removió, y se sentó sobre ella. Su<br />

compañero entró al sepulcro, y quitó <strong>los</strong> lienzos que envolvían el rostro y la cabeza <strong>de</strong><br />

Jesús. {VAAn 213.1}<br />

Entonces el po<strong>de</strong>roso ángel, con una voz que sacudió la tierra, dijo: “Jesús, Hijo <strong>de</strong><br />

Dios, tu Padre te llama”. Y Aquel que había ganado el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vencer la muerte y la<br />

tumba, salió <strong>de</strong>l sepulcro como Conquistador, en medio <strong>de</strong> las contorsiones <strong>de</strong> la tierra, el<br />

fulgor <strong>de</strong> <strong>los</strong> relámpagos y el sonido <strong>de</strong> <strong>los</strong> truenos.—The Spirit of Prophecy 3:192.<br />

{VAAn 213.2}<br />

Aquel que dijo: “Yo pongo mi vida, para volverla a tomar” (Juan 10:17), salió <strong>de</strong> la<br />

tumba a la vida que estaba en sí mismo. La humanidad murió; la divinidad no lo hizo. En<br />

su divinidad, Cristo poseía el po<strong>de</strong>r para quebrar <strong>los</strong> lazos <strong>de</strong> la muerte.—The Youth’s<br />

Instructor, 4 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1898. {VAAn 213.3}<br />

La Deidad fulguró mientras Cristo salía <strong>de</strong> la tumba, y se levantaba triunfante sobre la<br />

muerte y el sepulcro.—The Signs of the Times, 30 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1895. {VAAn 213.4}<br />

[A] <strong>los</strong> guardias romanos... se les dio fuerza para que soportaran el espectáculo, pues<br />

tenían que dar un mensaje como testigos <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> Cristo.—Comentario<br />

Bíblico Adventista 5:1085. {VAAn 213.5}<br />

Los guardias se llenaron <strong>de</strong> un terrible temor. ¿Dón<strong>de</strong> había quedado su po<strong>de</strong>r para<br />

cuidar el cuerpo <strong>de</strong> Cristo? Su temor no estaba relacionado al cumplimiento <strong>de</strong> su <strong>de</strong>ber<br />

ni a la preocupación <strong>de</strong> que <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> pudieran llevarse el cuerpo. Su temor y asombro<br />

se <strong>de</strong>bía al brillo excelso <strong>de</strong> <strong>los</strong> ángeles que <strong>los</strong> ro<strong>de</strong>aban y refulgían más que el sol. Los<br />

guardias romanos vieron a <strong>los</strong> ángeles y cayeron como muertos sobre la tierra... {VAAn<br />

213.6}<br />

Con solemne admiración la hueste angélica presenció la escena. Y cuando Jesús,<br />

caminando majestuosamente, salió <strong>de</strong>l sepulcro, <strong>los</strong> resplan<strong>de</strong>cientes ángeles se postraron<br />

y le adoraron, y le glorificaron con cantos <strong>de</strong> victoria y triunfo.—Spiritual Gifts 1:66-<br />

67. {VAAn 214.1}<br />

Los soldados... escucharon a <strong>los</strong> habitantes celestiales cantar, triunfantes y llenos <strong>de</strong><br />

júbilo: “¡Has vencido a Satanás y a <strong>los</strong> po<strong>de</strong>res <strong>de</strong> las tinieblas! ¡Sorbida es la muerte en<br />

victoria!” “Entonces oí una gran voz en el cielo, que <strong>de</strong>cía: Ahora ha venido la salvación,<br />

el po<strong>de</strong>r, y el reino <strong>de</strong> nuestro Dios, y la autoridad <strong>de</strong> su Cristo; porque ha sido lanzado<br />

fuera el acusador <strong>de</strong> nuestros hermanos, el que <strong>los</strong> acusaba <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nuestro Dios día y<br />

noche”. Apocalipsis 12:10.—The Spirit of Prophecy 3:194. {VAAn 214.2}<br />

Cuando la hueste angélica regresó a <strong>los</strong> cie<strong>los</strong> y su gloria y luz se esfumaron, [<strong>los</strong><br />

guardias romanos] se levantaron con cuidado y miraron con <strong>de</strong>sconfianza a su alre<strong>de</strong>dor.<br />

Se llenaron <strong>de</strong> asombro cuando vieron la piedra removida <strong>de</strong>l sepulcro, y a Jesús<br />

resucitado.—Spiritual Gifts 1:68. {VAAn 214.3}<br />

116

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!