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Guerras de los Ángeles

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

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<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />

Al apóstol Pablo, en sus trabajos en Efeso, se le dieron señales especiales <strong>de</strong>l favor<br />

divino. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios acompañó sus esfuerzos, y muchos eran sanados <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s<br />

físicas. “Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano <strong>de</strong> Pablo, <strong>de</strong> tal manera que aun<br />

se llevaban a <strong>los</strong> enfermos <strong>los</strong> paños o <strong>de</strong>lantales <strong>de</strong> su cuerpo, y las enfermeda<strong>de</strong>s se iban<br />

<strong>de</strong> el<strong>los</strong>, y <strong>los</strong> espíritus ma<strong>los</strong> salían”. Hechos 19:11-12. {VAAn 241.3}<br />

Estas manifestaciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r sobrenatural eran mayores que todas las que se habían<br />

visto alguna vez en Efeso, y eran <strong>de</strong> tal carácter que no podían ser imitadas por la habilidad<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> prestidigitadores o <strong>los</strong> encantamientos <strong>de</strong> <strong>los</strong> hechiceros. Como estos milagros eran<br />

hechos en el nombre <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> Nazaret, el pueblo tenía oportunidad <strong>de</strong> ver que el Dios<br />

<strong>de</strong>l cielo era más po<strong>de</strong>roso que <strong>los</strong> magos que adoraban a la diosa Diana. Así exaltaba el<br />

Señor a su siervo, aun <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> <strong>los</strong> idólatras mismos, inmensurablemente por encima <strong>de</strong>l<br />

más po<strong>de</strong>roso y favorecido <strong>de</strong> <strong>los</strong> magos. {VAAn 242.1}<br />

Pero Aquel a quien están sujetos todos <strong>los</strong> espíritus <strong>de</strong>l mal; quien había dado a su<br />

siervo autoridad sobre el<strong>los</strong>, había <strong>de</strong> avergonzar y <strong>de</strong>rrotar aun más a aquel<strong>los</strong> que<br />

<strong>de</strong>spreciaban y profanaban su santo nombre. La hechicería había sido prohibida por la ley<br />

<strong>de</strong> Moisés, bajo pena <strong>de</strong> muerte; sin embargo, <strong>de</strong> tiempo en tiempo había sido practicada<br />

secretamente por judíos apóstatas. En el tiempo <strong>de</strong> la visita <strong>de</strong> Pablo a Efeso, había en la<br />

ciudad “algunos judíos, exorcistas ambulantes”, quienes, al ver las maravil<strong>los</strong>as obras<br />

hechas por él, “intentaron invocar el nombre <strong>de</strong>l Señor Jesús sobre <strong>los</strong> que tenían espíritus<br />

ma<strong>los</strong>”. Fue hecha una prueba por “siete hijos <strong>de</strong> un tal Esceva, judío, jefe <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

sacerdotes”. Al hallar a un hombre poseído por un <strong>de</strong>monio, le dijeron: “Os conjuro por<br />

Jesús, el que predica Pablo... Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco,<br />

y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu<br />

malo, saltando sobre el<strong>los</strong> y dominándo<strong>los</strong>, pudo más que el<strong>los</strong>, <strong>de</strong> tal manera que huyeron<br />

<strong>de</strong> aquella casa <strong>de</strong>snudos y heridos”. Hechos 19:13-16... {VAAn 242.2}<br />

Ahora se revelaron hechos antes escondidos. Al aceptar el cristianismo, algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

creyentes no habían renunciado completamente a sus supersticiones. Hasta cierto punto<br />

continuaban practicando la magia. Ahora, convencidos <strong>de</strong> su error, “muchos <strong>de</strong> <strong>los</strong> que<br />

habían creído venían, confesando y dando cuenta <strong>de</strong> sus hechos”. Aun algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

mismos hechiceros fueron alcanzados por esta buena obra; y “muchos <strong>de</strong> <strong>los</strong> que habían<br />

practicado la magia trajeron <strong>los</strong> libros y <strong>los</strong> quemaron <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> todos”. Hechos 19:18-<br />

19... {VAAn 242.3}<br />

Estos tratados sobre adivinación contenían reglas y formas <strong>de</strong> comunicarse con <strong>los</strong><br />

ma<strong>los</strong> espíritus. Eran <strong>los</strong> reglamentos <strong>de</strong>l culto <strong>de</strong> Satanás, instrucciones para solicitar su<br />

ayuda y obtener <strong>de</strong> él información.—Los Hechos <strong>de</strong> <strong>los</strong> Apóstoles, 232-234. {VAAn<br />

243.1}<br />

Un informe acerca <strong>de</strong>l discurso <strong>de</strong> Demetrio circuló rápidamente. El alboroto fue<br />

terrible; toda la ciudad parecía conmocionada. Se reunió una inmensa multitud la que<br />

inmediatamente se dirigió al negocio <strong>de</strong> Aquila, en el sector judío, con el fin <strong>de</strong> apresar a<br />

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