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Guerras de los Ángeles

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

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<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />

Estoy agra<strong>de</strong>cida por haber podido visitar vuestra escuela [el colegio Oakwood]. Por<br />

años he hecho lo que ha estado a mi alcance para ayudar a la gente <strong>de</strong> color, y nunca había<br />

visto un trabajo tan bien comenzado como éste. En todas vuestras experiencias, recordad<br />

que <strong>los</strong> ángeles <strong>de</strong> Dios están a vuestro lado; saben lo que hacéis, y están listos para<br />

guardaros. No hagáis nada que pueda disgustar<strong>los</strong>. Al trabajar con el<strong>los</strong>, este colegio<br />

llegará a ser un lugar consagrado. Quiero oír <strong>de</strong> vuestros éxitos. Todo el cielo está<br />

interesado en vuestra actuación. Hagamos todo lo que esté <strong>de</strong> nuestra parte para ayudarnos<br />

mutuamente a obtener la victoria. Vivamos <strong>de</strong> tal manera, que la luz <strong>de</strong>l cielo pueda brillar<br />

en nuestros corazones y mentes y nos capacite para conseguir <strong>los</strong> tesoros <strong>de</strong>l cielo.—<br />

Southern Field Echo, 1 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1909. {VAAn 20.3}<br />

Los ángeles ayudan en <strong>los</strong> esfuerzos por recuperar a <strong>los</strong> perdidos<br />

Cuando las inteligencias celestiales ven a aquel<strong>los</strong> que confiesan ser hijos e hijas <strong>de</strong><br />

Dios, tratando <strong>de</strong> ayudar a <strong>los</strong> errantes como Cristo lo hizo, manifestando un espíritu tierno<br />

y compasivo con el arrepentido y el caído, <strong>los</strong> ángeles vienen a su lado para traer a su<br />

memoria las palabras que suavizarán y levantarán al alma... Jesús ha dado su preciosa vida<br />

y su atención personal al menos digno <strong>de</strong> éstos sus hermanos más pequeños; y <strong>los</strong> ángeles,<br />

po<strong>de</strong>rosos en fortaleza, acampan alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> <strong>los</strong> que temen a Dios.—Healthful Living,<br />

27. {VAAn 21.1}<br />

Los ángeles son enviados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las cortes celestiales, no para <strong>de</strong>struir, sino para vigilar<br />

y guardar a las almas en peligro; para salvar al perdido y traer a <strong>los</strong> errantes <strong>de</strong> regreso al<br />

redil. “No he venido a con<strong>de</strong>nar, sino a salvar”, <strong>de</strong>claró Jesús. ¿No tendréis, acaso,<br />

palabras <strong>de</strong> consuelo para <strong>los</strong> errantes? ¿Los <strong>de</strong>jaréis perecer, o les exten<strong>de</strong>réis una mano<br />

ayudadora? Alre<strong>de</strong>dor vuestro hay almas que están en peligro <strong>de</strong> perecer; tocados por el<br />

amor, ¿no las atraeréis al Salvador? ¿No cesaréis en vuestros reproches y hablaréis<br />

palabras que les inspiren fe y valor?—The Review and Herald, 10 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1906.<br />

{VAAn 21.2}<br />

Es privilegio <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> que llenan las condiciones saber por sí mismos que el perdón<br />

<strong>de</strong> todo pecado es gratuito. Alejad la sospecha <strong>de</strong> que las promesas <strong>de</strong> Dios no son para<br />

vosotros. Son para todo pecador arrepentido. Cristo ha provisto fuerza y gracia para que<br />

<strong>los</strong> ángeles ministradores las comuniquen a toda alma creyente.—El Camino a Cristo, 52.<br />

{VAAn 22.1}<br />

Aquel<strong>los</strong> que trabajan por el bien <strong>de</strong> otros, están trabajando en unión con <strong>los</strong> ángeles<br />

<strong>de</strong>l cielo. Gozan <strong>de</strong> su constante compañía y ministerio. Angeles <strong>de</strong> luz y po<strong>de</strong>r están<br />

siempre cerca para proteger, confortar, sanar, instruir e inspirar. El<strong>los</strong> pue<strong>de</strong>n brindar la<br />

más alta educación; la cultura más verda<strong>de</strong>ra, y el servicio más excelente al que <strong>los</strong> seres<br />

humanos podrían aspirar en este mundo.—The Review and Herald, 11 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1912.<br />

{VAAn 22.2}<br />

Los ángeles <strong>de</strong>l cielo se mueven sobre las mentes humanas para <strong>de</strong>spertar el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

investigar <strong>los</strong> temas <strong>de</strong> la Biblia. Una obra mucho mayor <strong>de</strong> la que hasta aquí se ha hecho,<br />

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