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Guerras de los Ángeles

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

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<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />

La lucha duró hasta poco antes <strong>de</strong>l amanecer, cuando el <strong>de</strong>sconocido tocó el muslo <strong>de</strong><br />

Jacob, <strong>de</strong>jándolo incapacitado en el acto. Entonces reconoció el patriarca el carácter <strong>de</strong> su<br />

adversario. Comprendió que había luchado con un mensajero celestial, y que por eso sus<br />

esfuerzos casi sobrehumanos no habían obtenido la victoria.—Historia <strong>de</strong> <strong>los</strong> Patriarcas y<br />

Profetas, 195-196. {VAAn 91.4}<br />

El que luchó con Jacob es llamado “un varón”. Oseas lo i<strong>de</strong>ntifica como “el ángel”.<br />

Jacob dice <strong>de</strong> él: “Vi a Dios cara a cara”. También se dice que tenía po<strong>de</strong>r ante Dios. Era,<br />

en verdad, la Majestad <strong>de</strong>l cielo; el Angel <strong>de</strong>l pacto, quien se apareció a Jacob en la forma<br />

y apariencia <strong>de</strong> un hombre.—The Signs of the Times, 20 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1879. {VAAn<br />

91.5} Era Cristo, “el Angel <strong>de</strong>l pacto”, el que se había revelado a Jacob. El patriarca estaba<br />

imposibilitado y sufría el dolor más agudo, pero no aflojó su asi<strong>de</strong>ro... Debía tener la<br />

seguridad <strong>de</strong> que su pecado estaba perdonado... El Angel trató <strong>de</strong> librarse <strong>de</strong> él y le<br />

exhortó: “Déjame, porque raya el alba”; pero Jacob contestó: “No te <strong>de</strong>jaré, si no me<br />

bendices”. Génesis 32:26. Si ésta hubiese sido una confianza jactanciosa y presumida,<br />

Jacob habría sido aniquilado en el acto; pero tenía la seguridad <strong>de</strong>l que confiesa su propia<br />

indignidad, y sin embargo confía en la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong>l Dios que cumple su pacto. Jacob<br />

“venció al Angel y prevaleció”. Oseas 12:4... {VAAn 92.1}<br />

Mientras Jacob luchaba con el Angel, otro mensajero celestial fue enviado a Esaú. En<br />

un sueño éste vio a su hermano <strong>de</strong>sterrado durante veinte años <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> su padre;<br />

presenció el dolor que sentiría al saber que su madre había muerto; le vio ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> las<br />

huestes <strong>de</strong> Dios. Esaú relató este sueño a sus soldados, con la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> que no hicieran<br />

daño alguno a Jacob, porque el Dios <strong>de</strong> su padre estaba con él... {VAAn 92.2}<br />

La experiencia <strong>de</strong> Jacob durante aquella noche <strong>de</strong> lucha y angustia representa la prueba<br />

que habrá <strong>de</strong> soportar el pueblo <strong>de</strong> Dios inmediatamente antes <strong>de</strong> la segunda venida <strong>de</strong><br />

Cristo.—Historia <strong>de</strong> <strong>los</strong> Patriarcas y Profetas, 196-199. {VAAn 92.3}<br />

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