UNA HISTORIA DE LOS BAUTISTAS
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en ajustar la pena a la ofensa, según su propio juicio, de modo que castigaban<br />
a los Bautistas condenándolos a morir ahogados. En el mismo día del decreto<br />
expedido por el Senado de Zurich en contra de los Bautistas, Zwinglio, quien<br />
evidentemente estaba muy complacido con la decisión del Senado, escribió a<br />
Vadian:<br />
Ha sido decretado en este día, por el Concilio de los Doscientos (de Zurich),<br />
que los líderes de los Catabautistas sean encarcelados en La Torre, y que ahí<br />
sean mantenidos a pan y agua hasta que se mueran o se arrepientan.<br />
También se ha dicho que todo aquel que sea sumergido después de la<br />
publicación de este decreto, será sumergido permanentemente (qui posthac<br />
tingatur, prossus mergatur). Esto no ha sido publicado. (Zwinglio, Obras,<br />
VII, 477).<br />
Zwinglio es aún más explícito respecto a la forma de bautismo de los Bautistas,<br />
pues agrega con relación a este decreto:<br />
Pero el ilustre Senado decretó, después de haberse reunido, la cual ha sido<br />
sin duda la décima reunión, entre públicas y privadas, sumergir en agua<br />
(permanentemente) a cualquiera que bautice por inmersión. Esto quizás sea<br />
un poco de mal gusto a tus lectores (Zwinglio, Opera, III, 304).<br />
Aquellas personas, incluso Anabautistas, si es que existían algunos en Suiza,<br />
que bautizaran por aspersión o rociamiento, no fueron incluidos en este<br />
veredicto. Solamente serían muertos por ahogamiento aquellos que bautizaran<br />
por inmersión. El castigo, además de ser horrible, no dejaba de ser irónico. Ya<br />
que los Bautistas bautizaban, quienes bautizaban por inmersión, serían<br />
ejecutados mediante una inmersión permanente.<br />
Gastins, un contemporáneo, era muy sarcástico para con los Bautistas. Con<br />
relación al decreto del Senado que acabamos de transcribir, él dice: “A ellos les<br />
gusta la inmersión, ¡pues sumerjámoslos! (Gastings, De Anabaptismi, 8. Basiae,<br />
1544). En otro lugar, este mismo autor enumera los errores, como él los llama,<br />
de los Bautistas, y uno de ellos era que ellos “bautizaban sumergiendo en agua<br />
al candidato” (Ibid, 129, 130).<br />
El decreto de marzo 7 fue ratificado en noviembre 19, 1526. Los Bautistas<br />
deberían ser entregados al verdugo, quien ataría sus manos, los subiría a una<br />
lancha, y los arrojaría en el agua para que se ahogaran. Así perecieron muchos<br />
Bautistas. Y esto fue tan cierto que llegó a ser materia de correspondencia<br />
internacional (Calendario de Papeles del Estado en Venecia, IV, 35. Año de 1532.<br />
Diario Santo, V, lvi. 380).<br />
Félix Manz ahogado por practicar la inmersión. Entre quienes fueron<br />
puestos en prisión por esta causa se encontraba Félix Manz, quien fue<br />
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