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Dios nos Cuida (1991) - Ellen G. White Writings

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Hijos, no siervos, 10 de mayo<br />

Así que, recibiendo <strong>nos</strong>otros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y<br />

mediante ella sirvamos a <strong>Dios</strong> agradándole con temor y reverencia.<br />

Hebreos 12:28.<br />

Hay muchos que profesan ser seguidores de Cristo, y sin embargo no son<br />

hacedores de su Palabra. No saborean esa Palabra porque les indica servicio que<br />

no les es agradable. No les gustan los sa<strong>nos</strong> e íntimos reproches, las fervientes<br />

exhortaciones. No aman la justicia, pero son dominados despóticamente por sus<br />

propios impulsos huma<strong>nos</strong> caprichosos.<br />

Significa una enorme diferencia la forma en que servimos a <strong>Dios</strong>. El muchacho<br />

que estudia a regañadientes sus lecciones porque tiene que aprenderlas,<br />

nunca será un verdadero estudiante. El hombre que pretende guardar los mandamientos<br />

de <strong>Dios</strong> porque piensa que debe hacerlo, nunca entrará en el gozo de<br />

la obediencia.<br />

La esencia y sabor de toda obediencia es la manifestación externa de un<br />

principio interno: el amor a la justicia, el amor a la ley de <strong>Dios</strong>. La esencia de<br />

toda justicia es lealtad a nuestro Redentor, hacer lo correcto porque es correcto.<br />

Cuando la Palabra de <strong>Dios</strong> es una carga porque corta directamente a través de<br />

las inclinaciones humanas, entonces la vida religiosa no es una vida cristiana,<br />

sino un esfuerzo pe<strong>nos</strong>o y tirantez, una obediencia forzada. Se han puesto a un<br />

lado toda la pureza y la piedad de la religión.<br />

Pero la adopción en la familia de <strong>Dios</strong> <strong>nos</strong> hace hijos y no esclavos. Cuando<br />

el amor de Cristo entra en el corazón, <strong>nos</strong> esforzamos por imitar el carácter<br />

de Cristo... Mientras más estudiamos la vida de Cristo dispuestos a obedecer,<br />

más semejantes a Cristo <strong>nos</strong> volvemos. El Espíritu Santo infunde claro entendimiento<br />

en el corazón de cada verdadero hacedor de la Palabra. Mientras<br />

más crucificamos las prácticas egoístas impartiendo nuestras bendiciones a<br />

otros y ejerciendo nuestras facultades recibidas de <strong>Dios</strong>, más se fortalecerán las<br />

gracias celestiales y aumentarán en <strong>nos</strong>otros. Creceremos en espiritualidad, en<br />

paciencia, en fortaleza, en humildad, en delicadeza... Los carros en un tren no<br />

sólo están conectados a la locomotora; recorren la misma vía. ¿A quién estamos<br />

siguiendo? * [140]<br />

* Año bíblico: 2 Crónicas 1-4.<br />

151

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