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Dios nos Cuida (1991) - Ellen G. White Writings

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Una puerta abierta, 3 de julio<br />

Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado,<br />

porque lo traspuso <strong>Dios</strong>; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de<br />

haber agradado a <strong>Dios</strong>. Hebreos 11:5.<br />

Cuando aprendamos a andar por fe y no por sentimientos, recibiremos ayuda<br />

de <strong>Dios</strong> precisamente cuando la necesitemos, y su paz entrará a nuestro corazón.<br />

Tal fue la vida sencilla de obediencia y confianza que Enoc vivió. Si aprendemos<br />

esta lección de sencilla confianza, será nuestro el testimonio que él recibió: que<br />

agradó a <strong>Dios</strong>.<br />

Debéis agradar a <strong>Dios</strong> en todos los aspectos de la formación de vuestro<br />

carácter. Podéis hacerlo, pues Enoc agradó al Señor aunque vivía en una época<br />

degenerada. Y en nuestros días también hay Enocs.<br />

Durante trescientos años Enoc había estado buscando la pureza de corazón,<br />

a fin de estar en armonía con el cielo. Durante tres siglos había andado con<br />

<strong>Dios</strong>. Día tras día había anhelado una unión más íntima; la comunión se había<br />

vuelto más y más cercana, hasta que <strong>Dios</strong> lo tomó a sí mismo. El había estado<br />

en los umbrales del mundo eterno, había mediado tan sólo un paso entre él y<br />

la tierra de los bienaventurados; y ahora se abrieron los portales; el andar con<br />

<strong>Dios</strong>, practicado por tanto tiempo en la tierra, continuó, y él pasó por las puertas<br />

de la santa ciudad: el primer hombre en entrar allí.<br />

Teniendo la Palabra de <strong>Dios</strong> en la mano, todo ser humano, cualquiera sea su<br />

suerte en la vida, puede gozar del compañerismo que escoja. Por medio de sus<br />

páginas puede tener comunión con lo mejor y más noble de la especie humana,<br />

y escuchar la voz del Eterno que habla con los hombres... Puede morar en esta<br />

tierra en la atmósfera del cielo, e impartir a los afligidos y tentados de la tierra<br />

pensamientos de esperanza y anhelos de santidad... como aquel que antaño<br />

anduvo con <strong>Dios</strong>, acercándose cada vez más al umbral del mundo eterno, hasta<br />

que los portales se abran y pueda entrar. No se sentirá como un extraño. Lo<br />

saludarán las voces de los santos que, invisibles, eran sus compañeros en la<br />

tierra, voces que él aprendió a distinguir y amar aquí. El que por medio de la<br />

Palabra de <strong>Dios</strong> ha vivido en compañerismo con el cielo, se sentirá como en su<br />

casa en medio de la compañía celestial. *<br />

* Año bíblico: Salmos 106-110.<br />

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