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Dios nos Cuida (1991) - Ellen G. White Writings

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Participamos de su naturaleza, 20 de febrero<br />

Por medio de las cuales <strong>nos</strong> ha dado preciosas y grandísimas promesas,<br />

para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina,<br />

habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la<br />

concupiscencia. 2 Pedro 1:4.<br />

Cada promesa que se encuentra en el libro de <strong>Dios</strong> <strong>nos</strong> alienta indicándo<strong>nos</strong><br />

que podemos ser participantes de la naturaleza divina. Tal es la posibilidad:<br />

confiar en <strong>Dios</strong>, creer en su Palabra, hacer sus obras; todo esto podemos hacerlo<br />

cuando <strong>nos</strong> aferramos a la divinidad de Cristo. Esta posibilidad vale más para<br />

<strong>nos</strong>otros que todas las riquezas del mundo. No hay nada en la tierra que pueda<br />

comparársele. Cuando de esa manera <strong>nos</strong> asimos del poder que se <strong>nos</strong> ofrece,<br />

recibimos una esperanza tan poderosa que <strong>nos</strong> permite confiar plenamente en<br />

la promesa divina; y aferrándo<strong>nos</strong> a las posibilidades que hay en Cristo, <strong>nos</strong><br />

convertimos en hijos de <strong>Dios</strong>...<br />

Aquel que cree plenamente en Cristo llega a ser un participante de la naturaleza<br />

divina, y el poder así recibido le servirá para hacer frente a cualquier<br />

tentación. No caerá en la tentación ni será derrotado por falta de ayuda. En los<br />

momentos de prueba podrá valerse de las promesas y por medio de ellas escapar<br />

de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia...<br />

Para hacer<strong>nos</strong> participantes de la naturaleza divina, el cielo entregó su tesoro<br />

más valioso. El Hijo de <strong>Dios</strong> se quitó su manto real y su corona y descendió a la<br />

tierra en la forma de un niño. Resolvió vivir una vida perfecta desde la infancia<br />

hasta la madurez. Se comprometió a permanecer como representante del Padre<br />

en un mundo caído. Y hasta moriría en beneficio de la raza caída. ¡Qué obra<br />

maravillosa ésta!... No sé cómo presentar estas verdades; son tan maravillosas,<br />

tan maravillosas...<br />

Por su vida de sacrificio y muerte vergonzosa consiguió que <strong>nos</strong> fuera<br />

posible participar de su divinidad y escapar de la corrupción que está en el<br />

mundo a causa de la concupiscencia... Si sois participantes de la naturaleza<br />

divina, día tras día os iréis capacitando para aquella vida que se asemeja a la de<br />

<strong>Dios</strong>. Día tras día purificaréis vuestra confianza en Jesús y seguiréis su ejemplo<br />

y creceréis a su semejanza hasta que os presentéis perfectos ante él. * [60]<br />

* Año bíblico: Números 25-27.<br />

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