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Dios nos Cuida (1991) - Ellen G. White Writings

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Una vida de fortaleza, 12 de mayo<br />

Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día<br />

dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Juan 9:4.<br />

La vida cristiana no consiste meramente en el ejercicio de la humildad, la<br />

paciencia, la mansedumbre y la bondad. Uno puede poseer estos preciosos y<br />

amables rasgos, y sin embargo faltarle nervio y espíritu, y ser casi inútil cuando<br />

la obra es difícil. A tales personas les falta una actitud positiva, energía, solidez<br />

y fortaleza de carácter que las capacitarían para resistir el mal y las convertirían<br />

en un poder en la causa de <strong>Dios</strong>.<br />

Jesús fue nuestro ejemplo en todas las cosas, y fue un trabajador ferviente y<br />

constante. Comenzó su vida de utilidad en la niñez. A los doce años ya estaba<br />

ocupado “en los negocios de su Padre”. Entre los doce y los treinta años, antes<br />

de que comenzara su ministerio público, vivió una vida de activa laboriosidad.<br />

Jesús nunca estuvo ocioso en su ministerio. Dijo: “Debo obrar las obras del que<br />

me envió”. Los dolientes que iban a él nunca eran despedidos sin alivio. Conocía<br />

cada corazón y sabía cómo ministrar a sus necesidades. De sus labios salían<br />

amantes palabras para consolar, animar y bendecir, y los grandes principios del<br />

reino de los cielos fueron presentados delante de las multitudes en palabras tan<br />

simples que todos podían entenderlas.<br />

Jesús era un trabajador silencioso y abnegado. No procuraba fama, riquezas,<br />

ni aplausos; ni tampoco tenía en cuenta su comodidad y placer... No rehuía los<br />

cuidados y responsabilidades como lo hacen tantos de sus profesos seguidores...<br />

Las demandas de Cristo con respecto a nuestro servicio son nuevas cada<br />

día. No importa cuán completa haya sido nuestra consagración cuando <strong>nos</strong><br />

convertimos, no <strong>nos</strong> valdrá de nada a me<strong>nos</strong> que la renovemos diariamente,<br />

pero una consagración que abarca realmente lo presente es fresca, genuina y<br />

aceptable a <strong>Dios</strong>. No tenemos semanas y meses para estar a los pies del Señor, el<br />

mañana no es nuestro, porque no lo hemos recibido todavía, pero hoy podemos<br />

trabajar para Jesús. Hoy podemos rendir nuestros planes y propósitos ante él<br />

para su inspección y aprobación... Este es el día de <strong>Dios</strong>, y usted es su jornalero. * [142]<br />

* Año bíblico: 2 Crónicas 8-9.<br />

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