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Dios nos Cuida (1991) - Ellen G. White Writings

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Para los temerosos, desfallecientes y débiles, 4 de septiembre<br />

Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás<br />

de la verdad. Salmos 37:3.<br />

¡Cuán dispuestos estamos a hablar de nuestras dificultades y pruebas! Aparecen<br />

tantos problemas innecesarios, <strong>nos</strong> explayamos en tantos temores, damos<br />

a conocer un cúmulo tan grande de ansiedades que se podría suponer que no<br />

disponemos de un Salvador amante y piadoso, listo para escuchar nuestras<br />

plegarias y para ser nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.<br />

Algu<strong>nos</strong> están continuamente albergando temores y cargándose de problemas.<br />

Cada día están rodeados de las manifestaciones del amor de <strong>Dios</strong>, cada día<br />

gozan de las bondades de su providencia, pero pasan por alto estas bendiciones.<br />

Sus mentes se espacian continuamente en algo desagradable que temen pueda<br />

sobrevenir; o pueda ser que exista realmente alguna dificultad que, aunque<br />

pequeña, no les permite ver las muchas cosas que demandan su gratitud. Las<br />

dificultades que encuentran, en lugar de conducirlos a <strong>Dios</strong>, la única fuente<br />

de auxilio, los separarán de él, porque les sugieren inquietud y los inducen a<br />

quejarse.<br />

Herma<strong>nos</strong> y hermanas: ¿Hacemos bien en ser tan incrédulos?... Jesús es<br />

nuestro amigo. Todo el cielo está interesado en nuestro bienestar; y nuestra<br />

ansiedad y nuestro temor entristecen al Santo Espíritu de <strong>Dios</strong>. No debemos<br />

permitir que <strong>nos</strong> embarguen preocupaciones que sólo <strong>nos</strong> desgastan y <strong>nos</strong><br />

cansan, y que no <strong>nos</strong> ayudan a sobrellevar las dificultades. No debiéramos dar<br />

lugar a esta desconfianza en <strong>Dios</strong> que <strong>nos</strong> induce a descuidar la preparación<br />

necesaria para cumplir en el futuro el principal propósito de la vida, como si<br />

nuestra felicidad dependiera de las cosas terrenales, y pudiéramos lograrlas<br />

mientras ignoramos el hecho de que <strong>Dios</strong> controla todo.<br />

Los negocios pueden sumirlos en perplejidad; las perspectivas pueden ser<br />

cada vez más oscuras e incluso pueden enfrentar la amenaza de alguna pérdida<br />

financiera. Pero no se desanimen; depositen en <strong>Dios</strong> sus preocupaciones<br />

y permanezcan tranquilos y alegres. Comiencen cada día con una ferviente<br />

oración, sin olvidarse de alabar y dar gracias. Pidan sabiduría para administrar<br />

sus asuntos con discreción, para que no experimenten pérdidas ni desastres.<br />

Hagan todo lo posible para lograr resultados favorables. Jesús ha prometido<br />

ayuda divina, pero no sin el concurso del esfuerzo humano. * [257]<br />

* Año bíblico: Ezequiel 24-26.<br />

273

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