Antimaquiavelo o refutación del príncipe - digital-csic Digital CSIC
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ANTlMAQUIAVELO<br />
historia de los guantes Que le contó cargando las tintas lo más posible.<br />
Esta levadura, aunque liviana, fue suficiente para hacer fermentar<br />
todos los humores y para sazonar todo cuanto debe acompañar a una<br />
desgracia. Los torys, con el mariscal Tallard (443) a la cabeza, se<br />
supieron aprovechar de este asunto, Que representó una toma de partido<br />
por ellos. La duquesa de Marlborough perdió el favor real muy<br />
poco tiempo después y con ella cayó el partido de los wighs, as! como<br />
el de los aliados <strong>del</strong> emperador. Tal es el juego al Que se hallan sometidas<br />
las cosas más graves <strong>del</strong> mundo: la Providencia se rfe de la<br />
sapiencia y las grandezas humanas; causas frfvolas ya veces incluso<br />
ridrculas modifican con frecuencia la fortuna de los Estados y de las<br />
monarquías. En esta ocasión, una minucia Que provocó la desavenencia<br />
entre dos muieres, salvó a Luis XIV de un brete <strong>del</strong> Que ni su<br />
sabidurfa, ni us fuerzas ni su POderfo le hubieran POdido salvaguardar,<br />
imponiendo Que los aliados firmasen la paz a pesar suyo.<br />
Esta clase de acontecimientos ocurren; pero reconozco Que muy<br />
raramente, de modo Que u autoridad no basta para desacreditar <strong>del</strong><br />
todo a la prudencia y a la penetración; sucede los mismo Que con las<br />
enfermedades, Que alteran de vez en cuando la salud de los hombres,<br />
pero Que no les impiden disfrutar la mayor parte <strong>del</strong> tiempo de las<br />
ventajas anejas a un temperamento robusto.<br />
Se impone, pues, Que Quienes deben gobernar el mundo cultiven<br />
su penetración y su prudencia; mas no basta con esto; porque, si<br />
Quieren cautivar a la fortuna, hace falta Que aprendan a plegar su<br />
temperamento a las coyunturas, yeso es algo muy dificil.<br />
No me refiero, en general, sino a dos tipos de temperamentos, el<br />
de una intrépida vivacidad y el de una circunspecta morosidad; y como<br />
estas causas morales cuentan a su vez con una causa flsica, resulta<br />
prácticamente imposible Que un prfncipe sea tan dueño de sr mismo<br />
como para saber adoptar todos los colores cual un camaleón. Hay<br />
siglos Que favorecen la gloria de los conquistadores y de hombres<br />
audaces e intrépidos Que parecen haber nacido para operar cambios<br />
extraordinarios en el universo. Las revoluciones, las guerras y sobre<br />
todo ese vertiginoso recelo Que nubla el buen juicio de los soberanos<br />
[les) proporcionan las ocasiones propicias