COLOMBIA

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POR JORGE BARRAZA
Era el partido que significaba
el pasaporte al Mundial. Colombia
vencía a Perú 1-0 y
estaba clasificando, pero arreciaba
el vendaval peruano y temblaba la
parroquia. El equipo entero parecía
entregado a las manos de
San Bonilla, el santo de Manizales.
Machacaba Perú y una y otra vez
(y varias más...) apareció la figura
divina del golero colombiano para
salvar la valla y, a la postre, garantizar
la clasificación mundialista.
De esas actuaciones que sirven
para ganar partidos y campeonatos.
Ese 27 de enero quedará consagrado
como el día de San Bonilla.
Hizo milagros...
Tener un goleador infalible y
un portero eficiente es la fórmula
más sencilla y efectiva del fútbol,
desde el Código de Cambridge
hasta hoy. Y en este Sudamericano
se vio a un guardameta que
puede hacer época. Cristian Bonilla
tiene la estatura (1,89), el arrojo,
la serenidad, la sobriedad de
los arqueros que transmiten confianza.
Está siempre concentrado,
una virtud fundamental para el
puesto. Y para hasta el viento.
Confiesa que nunca olvida el
día en que el entrenador del
Chicó, Alberto Gamero, le anunció
que debutaría en Primera con
16 años (Boyacá Chico 1 - Deportivo
Pereira 1).
-Fue en 2009. Yo había jugado
el Sudamericano Sub-17 y el
Mundial en Nigeria y bueno... Él
me veía muy bien y me dijo que
estaba cerca del debut, que iba a
tener una oportunidad. El arquero
titular tuvo una lesión y entonces
me anunció que jugaría. Le avisé a
toda mi familia en mi casa, a mi
madre, fue una alegría impresionante.
Debuté de chico con jugadores
de gran recorrido, como
Ever Palacios, Jersson González…
La verdad, un orgullo de mi vida es
38●CSF
CRISTIAN BONILLA
El ‘santo’ protector
del arco colombiano
poder decir que jugué con ‘Chaca’
Palacios, un mundialista.
Otra inmensa alegría, relata,
fue cuando se vio en la lista de la
Selección Sub-15 de 2007, su primera
vez en el plano internacional.
-El Sub-15 en Porto Alegre,
Brasil. El técnico era Eduardo Lara.
De ahí me fui acostumbrando a
las selecciones, a ser protagonista
y lograr el éxito gracias a Dios”.
-¿Siempre fuiste arquero?
-No, de niño jugaba de ‘9’ y
cuando llegué al Once Caldas me
probé en ese puesto. Tenía lo mío,
pero era robusto, pesado, y el técnico
de ese entonces, que era
amigo de mi padre, me dijo que
me probaría en el arco porque era
alto. Probé y me fue gustando.
Además mi papá es comerciante y
me conseguía los buzos de Casillas,
de Buffon y eso me gustaba
porque yo veía que tenía el mismo
buzo que Casillas en la televisión y
me gustaba, me motivaba. Ya
después lo fui haciendo como
profesión.
-¿Cuál es tu referente?
-A mi llegada a Atletico Nacional
fue David Ospina, que está
en el Niza, porque jugó en la Selección
mayor a los 20 años. Siempre
me compararon con él. Y Miguel
Calero, que en paz descanse,
que fue un gran arquero. También
me comparan con Óscar Córdoba
por la personalidad, por la seriedad.
Pero soy una persona alegre,
sólo trato de mantener una madurez
que me la ha dado el fútbol
gracias a Dios.
-¿Y de afuera, a quien miras?
-A Casillas, obvio. Admiro la
seguridad de Cech, a Neuer del
Bayern.
-Cuando entrenas, ¿en
qué haces hincapié? ¿En qué
trabajas más?
-Después del trabajo normal,
las primeras tres cosas son ensayar
el balón frontal, que te pica y lo
embolsas, porque los que hacen
pique son difíciles, por televisión la
gente piensa que son fáciles, pero
en el terreno de juego son difíciles.
Luego practico mucho los centros
y por último los remates fuertes,
15 ó 20 remates con todo.
-¿Qué te pones como objetivo
primordial?
-El cero en el arco propio. Es
lo fundamental. Evitar el gol, con
la cabeza, con las manos, con los
pies, si pega en el palo, todo ayuda...
Su pase del Boyacá Chico a
Atlético Nacional fue relámpago.
Y enseguida mostró sus excepcionales
cualidades siendo la figura