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Los procesos de Moscú - Marxistarkiv

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Me preguntó si estaba dispuesto a hacer el viaje en avión. Le dije que sí, aunque sabía que<br />

esta operación era muy arriesgada. 10 (...)<br />

27<br />

Al día siguiente, muy <strong>de</strong> mañana, me fui a la entrada <strong>de</strong>l aeropuerto; allí estaba y me invitó a<br />

seguirle; en primer lugar, me enseñó el pasaporte que se había preparado para mí. Era un<br />

pasaporte alemán. Él se había ocupado <strong>de</strong> todas las formalida<strong>de</strong>s aduaneras, <strong>de</strong> manera que yo<br />

sólo tuve que firmar.<br />

Subimos al avión y nos fuimos; a las tres horas aproximadamente, bajamos, sin haber hecho<br />

escala, en el aeropuerto <strong>de</strong> Oslo. Nos esperaba un coche; subimos y arrancamos. El trayecto<br />

duró probablemente unos treinta minutos, y llegamos hasta las afueras. Bajamos <strong>de</strong>l coche y<br />

entramos en una casa pequeña, bastante bien amueblada, don<strong>de</strong> se encontraba Trotsky a quien<br />

no había visto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1928. Allí tuvo lugar nuestra entrevista.<br />

VYCHINSKI: ¿Asistió alguien más a esta entrevista?<br />

PIATAKOV: Absolutamente nadie, ya que, tanto por su parte como por la mía, se habían<br />

mantenido estrictas medidas <strong>de</strong> seguridad, hasta tal punto que el que me había llevado hasta la<br />

puerta no entró.<br />

Allí no hubo nadie aparte <strong>de</strong> nosotros.<br />

VYCHINSKI: ¿Cuánto tiempo duró la entrevista?<br />

PIATAKOV: Unas dos horas.<br />

VYCHINSKI: Dígame qué temas se abordaron en la entrevista.<br />

PIATAKOV: Comencé por informarle. Le conté lo que había realizado hasta el momento el<br />

centro trotskista – zinovievista. Por aquellas fechas Trotsky ya había recibido una carta <strong>de</strong><br />

Ra<strong>de</strong>k y estaba muy excitado. En el transcurso <strong>de</strong> la conversación, me interrumpía, lanzaba<br />

toda clase <strong>de</strong> palabras y réplicas virulentas contra el espíritu <strong>de</strong> conciliación, contra la<br />

incomprensión <strong>de</strong>l actual estado <strong>de</strong> cosas, con frases <strong>de</strong> este tipo: “Vivís a la manera antigua”<br />

y otras similares. Manifestaba síntomas <strong>de</strong> <strong>de</strong>scontento.<br />

Cuando pasamos a tratar <strong>de</strong>l sabotaje, lanzó una filípica, llena <strong>de</strong> hiriente sarcasmo, por<br />

ejemplo: “No podéis <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>l ombligo stalinista, confundís la edificación stalinista<br />

con la edificación socialista”.<br />

Entonces, muy violentamente, quizá por primera vez, formuló <strong>de</strong> manera clara y precisa su<br />

punto <strong>de</strong> vista sobre el sabotaje. Quizás ésta era la causa <strong>de</strong> que prodigara palabras<br />

<strong>de</strong>sagradables. Declaró que era imposible edificar el socialismo en un solo país, y que el<br />

hundimiento <strong>de</strong>l Estado stalinista era algo completamente inevitable. Por una parte, el<br />

capitalismo se reponía <strong>de</strong> la crisis, empezaba a fortalecerse, y naturalmente no podría tolerar<br />

por más tiempo la consolidación progresiva <strong>de</strong> la capacidad <strong>de</strong>fensiva <strong>de</strong>l Estado soviético, y<br />

sobre todo <strong>de</strong> su industria <strong>de</strong> guerra. <strong>Los</strong> conflictos militares serían inevitables; y si<br />

manteníamos una actitud pasiva a este respecto, la ruina <strong>de</strong>l Estado stalinista arrastraría<br />

consigo a todos los cuadros trotskistas. Por este motivo, creía que el método <strong>de</strong> sabotaje no<br />

era simplemente un procedimiento <strong>de</strong> lucha aguda, que se pue<strong>de</strong> aplicar o <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> aplicar,<br />

sino una cosa absolutamente inevitable que se <strong>de</strong>sprendía <strong>de</strong> la misma naturaleza <strong>de</strong> la<br />

situación. Se trataba <strong>de</strong> saber qué posición <strong>de</strong>bían ocupar los cuadros trotskistas: ¿<strong>de</strong>bían ligar<br />

su suerte a la <strong>de</strong>l Estado stalinista, o pasar a la oposición y organizarse para llevar a cabo otras<br />

tareas, para tratar <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrocar al gobierno y preparar la subida al po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> otro gobierno, <strong>de</strong>l<br />

gobierno trotskista?<br />

Hasta aquí he repetido lo que me dijo sobre este asunto, que se pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar análogo a lo<br />

que expuse en la instrucción. En otros tiempos, nosotros, los social<strong>de</strong>mócratas, y Struve, y

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