Porque Agoniza El Cristianismo
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vida y del Sumo Juez. ¡Cuántos horrores han cometido los fanáticos<br />
religiosos a lo largo de la historia por defender la causa de Dios!<br />
Esta paralización de la mente se extiende a todos los ámbitos<br />
de la vida humana. Los pueblos muy religiosos y sobre todo aquellos<br />
que han ajustado fielmente sus vidas a algún «libro sagrado», han<br />
visto grandemente frenada su evolución. Los pueblos islámicos son<br />
un claro ejemplo de esto; y aunque a algunos les parezca una<br />
blasfemia, la fidelidad a la biblia tuvo frenado durante mil<br />
ochocientos años el desarrollo técnico y social de las naciones<br />
cristianas. Cuando a principios del siglo pasado los librepensadores<br />
rompieron las cadenas con que la biblia tenía atadas las mentes del<br />
mundo occidental, éste comenzó a desarrollarse a toda prisa y<br />
avanzó más en cien años de lo que lo había hecho en dieciocho<br />
siglos. Aparte del caso de Galileo, hay cientos de otros casos<br />
menos conocidos para probarlo.<br />
Además las religiones separan a la humanidad en grupos.<br />
Unen entre sí a los que profesan la misma fe, pero los separan de<br />
aquellos que no la profesan; y no sólo eso sino que en el seno de una<br />
misma religión son numerosísimos los casos de divisiones y odios<br />
por interpretaciones diversas de un mismo mandamiento o precepto.<br />
Las guerras religiosas llenan las historias y es inútil ponerse a dar<br />
ejemplos que hasta los niños de las escuelas conocen.<br />
Autores tan recalcitrantemente cristianos como Hans Küng nos<br />
hablan con toda naturalidad de «los múltiples fracasos del<br />
cristianismo y de las religiones universales en orden a la humanización<br />
del hombre y a la lucha por la justicia, la paz y la libertad y su<br />
influjo separador más que aglutinador en toda la humanidad» (Ser<br />
cristiano, pág. 128).<br />
No tendremos, por tanto, que extrañarnos que un hombre<br />
tan alérgico al cristianismo como Bertrand Russell nos diga que<br />
«cuanto más intensa ha sido la religión en cualquier período y más<br />
profunda la creencia dogmática, mayor ha sido la crueldad y peores<br />
los incidentes. En las llamadas Edades de la Fe, cuando los hombres<br />
creían realmente en la religión cristiana en toda su integridad,<br />
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