Porque Agoniza El Cristianismo
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secuencias (tanto negativas como positivas) para la conservación y la<br />
difusión del mensaje de Cristo en el mundo. (En mi libro «Mi Iglesia<br />
duerme» he tratado con más detenimiento este punto.)<br />
• Muy unido a esta visión general del «reino de Cristo», está<br />
ese otro enorme error pragmático y en cierta manera dogmático<br />
que se llamó «las Cruzadas». Prefiero no entrar en el tema por<br />
que sería demasiado largo. Todos los ríos de sangre que las ocho<br />
Cruzadas derramaron a partir de 1090, ¿a qué infalibilidad ponti<br />
ficia» habrá que achacárselos? Todas las vidas truncadas de los<br />
más de 20.000 niños que fanáticamente fueron enviados por sus<br />
padres a las dos absurdas Cruzadas Infantiles ¿a qué «inspiración<br />
divina» habría que achacárselas? Todas las matanzas de judíos<br />
que la bárbara devoción de los «santos» cruzados perpetró ¿con<br />
qué texto bíblico tendremos que reforzarlas? Pero sigamos con<br />
más errores.<br />
• La desunión de los cristianos es algo tan escandalosamen-<br />
te real que más tarde volveremos sobre ello de una manera espe-<br />
cial.<br />
• Otro error radical en que han incurrido muy desde el prin<br />
cipio de la Iglesia los sucesores del que aconsejaba «tomar los<br />
últimos lugares en los banquetes», es el haberse sentado en los pri<br />
meros lugares en las mesas de todos los poderosos de este mundo,<br />
y probablemente el haber banqueteado demasiado. <strong>El</strong> maridaje<br />
de las jerarquías eclesiásticas a lo largo de los siglos con todos los<br />
que han avasallado y exprimido a sus pueblos, es una cosa que no<br />
necesita demostración y que no tiene explicación. De ahí al desa-<br />
rrollo de un regusto por las riquezas y por el lujo en vestidos,<br />
ornamentos, y residencias no hay más que un paso. Un paso que<br />
dieron en seguida los jerarcas pasándoles en herencia esta «ecle-<br />
siástica» costumbre a sus sucesores de la Edad Media y del Rena-<br />
cimiento, hasta nuestros días.<br />
• Aparte de las matanzas de judíos que ya reseñamos de una<br />
manera muy ligera, perpetradas por cruzados, cosacos y toda<br />
suerte de fanáticos en el curso de la historia tenemos la total falta<br />
de caridad -por decirlo suavemente- que oficialmente la jerar<br />
quía ha demostrado hacia los: descendientes de Abraham, que en<br />
fin de cuentas son nuestros hermanos mayores. <strong>El</strong> poco respeto a<br />
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