Porque Agoniza El Cristianismo
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y forzándola en fin de cuentas a hacer lo que de antemano le<br />
habían prefijado.<br />
Como decía, la draconiana condición del celibato, empeora<br />
todavía más el problema de la escasez de sacerdotes. Pues he aquí que<br />
la Santa Sede, sacralizando una vez más algo que no es sagrado y que<br />
no tiene necesariamente que ver con el ministerio de la expansión del<br />
reino de Dios, obliga a la Autocastración (en palabras de Cristo) a<br />
todos aquellos que quieran hacerse sacerdotes. No basta que estén<br />
dispuestos a dedicar sus vidas enteramente al ministerio; da la<br />
impresión de que esto tiene menos valor y le interesa menos a las<br />
autoridades eclesiásticas que la práctica de la castidad total.<br />
Volvemos a lo ya apuntado en páginas anteriores; la Iglesia no acaba<br />
de ver con buenos ojos el uso del sexo. O si no, ¿por qué esta<br />
exigencia que hoy es ya a todas luces suicida para la Iglesia? ¿Qué<br />
hay de malo en el uso ordenado y racional de un órgano con el que<br />
el mismo Dios ha dotado a todo ser humano que viene a este<br />
mundo? La Iglesia aun sin decirlo, piensa secretamente que algo de<br />
malo tiene que haber en ello cuando siéndole tan fácil suprimir esa<br />
condición (y reconociendo por otra parte que teológicamente no hay<br />
inconveniente en hacerlo), se empeña en conservarla cuando ve que<br />
el número de sacerdotes decrece a una velocidad vertiginosa.<br />
Los argumentos en contra de esta medida son tantos y de tal<br />
peso que a uno irremediablemente le vienen fuertes tentaciones<br />
contra la capacidad de los líderes del catolicismo.<br />
De aquí puede deducir el lector el peso enorme de las «sagradas<br />
tradiciones» que santamente asfixian a un cristianismo que no<br />
necesitaba de ellas para sentirse ya agobiado por muchos otros<br />
males aún más graves. Si los apóstoles escogidos por Cristo eran<br />
casados (y casados siguieron después de su elección) ¿qué mal<br />
puede haber ahora en que se permita la ordenación de laicos<br />
casados cuando vemos que los sacerdotes célibes están desapareciendo<br />
muy rápidamente? Si los sacerdotes que siguieron a los<br />
apóstoles, por un buen tiempo fueron también casados en su mayor<br />
parte, ¿por qué hoy, en circunstancias difíciles no se imita el proceder<br />
de la primitiva Iglesia? Si en toda la iglesia ortodoxa con muchos<br />
millones de fieles (y con la que el Vaticano está aho-<br />
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