Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Cuando pienso en <strong>la</strong>s ayudas con que he contado para ello, creo <strong>de</strong>scubrir<br />
algo sorpren<strong>de</strong>nte. Si <strong>la</strong>s or<strong>de</strong>no por su grado <strong>de</strong> importancia, <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> crítica<br />
evaluativa figura al final <strong>de</strong> <strong>la</strong> lista.<br />
En el primer lugar figura <strong>la</strong> <strong>de</strong> los estudiosos menos bril<strong>la</strong>n<br />
tes, los que preparan <strong>la</strong>s ediciones <strong>de</strong> <strong>la</strong>s obras, los que realizan <strong>la</strong> crítica <strong>de</strong><br />
los textos, los comentaristas y los lexicógrafos. Éstos son los que me han<br />
ayudado -y han <strong>de</strong> seguir ayudándome- más que cualquier otro. Saber qué<br />
escribió realmente el autor, qué significaban <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras difíciles y a qué se<br />
referían <strong>la</strong>s alusiones, es para mí muchísimo más útil que conocer cien nuevas<br />
interpretaciones o valoraciones.<br />
El segundo lugar <strong>de</strong>bo reservarlo para una c<strong>la</strong>se <strong>de</strong>spreciada: <strong>la</strong> <strong>de</strong> los<br />
historiadores <strong>de</strong> <strong>la</strong> literatura. Me refiero a los realmente buenos, como W. P.<br />
Ker y Oliver Elton. Lo primero que <strong>de</strong>bo agra<strong>de</strong>cerles es que me hayan<br />
permitido conocer <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> <strong>la</strong>s obras. Pero su ayuda más importante ha<br />
sido <strong>la</strong> <strong>de</strong> habérme<strong>la</strong>s presentado en sus respectivos contextos. Así, pu<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>scubrir a qué necesida<strong>de</strong>s respondían, qué i<strong>de</strong>as se esperaba que hubiera<br />
en <strong>la</strong> mente <strong>de</strong> sus lectores. Estos historiadores me han ayudado a abandonar<br />
los enfoques incorrectos enseñándome qué <strong>de</strong>bía buscar en <strong>la</strong>s obras, y me<br />
han permitido reproducir hasta cierto punto <strong>la</strong> actitud mental <strong>de</strong> aquellos a<br />
quienes estaban dirigidas. Esto ha sido posible porque, en general, dichos<br />
estudiosos siguieron el consejo <strong>de</strong> Arnold y supieron quitarse <strong>de</strong> en medio. Les<br />
interesaba mucho más <strong>de</strong>scribir los libros que juzgarlos.<br />
Es mi obligación situar en el tercer puesto a una serie <strong>de</strong> críticos emotivos<br />
que, hasta cierta edad, me ayudaron mucho contagiándome su propio<br />
entusiasmo por <strong>de</strong>terminadas obras; por ello no sólo pu<strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r, sino llegar<br />
con el apetito bien <strong>de</strong>spierto, a sus autores preferidos. Ahora no sentiría<br />
<strong>de</strong>masiado p<strong>la</strong>cer releyendo a esos críticos, pero durante cierta etapa me<br />
fueron útiles. No hicieron gran cosa por mi intelecto pero sí por mi «coraje». Sí,<br />
incluso Mackail.<br />
Pero cuando pienso en los críticos consi<strong>de</strong>rados gran<strong>de</strong>s (excluyo a los<br />
actuales), no sé qué hacer. ¿Puedo <strong>de</strong>cir con toda honra<strong>de</strong>z y rigor que mis<br />
lecturas <strong>de</strong> Aristóteles, Dry<strong>de</strong>n, Johnson, Lessing, Coleridge, el propio Arnold<br />
(en sus textos <strong>de</strong> crítica), Pater o Bradley hayan contribuido a mejorar <strong>de</strong><br />
alguna manera mi apreciación <strong>de</strong> alguna escena, capítulo, estrofa o verso? No<br />
estoy seguro <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r hacerlo.<br />
¿Y cómo podría ser <strong>de</strong> otro modo si siempre valoramos a los críticos por <strong>la</strong> luz<br />
que su obra es capaz <strong>de</strong> arrojar sobre los libros que ya hemos leído? La frase<br />
<strong>de</strong> Brunetiére aimer Montaigne, c'est aimer soi meme me parece <strong>la</strong> observación<br />
más aguda que he leído. Pero ¿cómo hubiese apreciado esa agu<strong>de</strong>za si antes<br />
no hubiera visto que Brunetiére acertó a seña<strong>la</strong>r un componente <strong>de</strong>l p<strong>la</strong>cer<br />
que siento leyendo a Montaigne, que reconozco tan pronto como me lo<br />
menciona, pero en el que no me había <strong>de</strong>tenido a pensar? Por tanto, primero<br />
disfruto con Montaigne. No es <strong>la</strong> lectura <strong>de</strong> Brunetiére <strong>la</strong> que me ayuda a<br />
disfrutar con Montaigne; sólo porque he leído a éste puedo disfrutar con aquél.<br />
Podría haber disfrutado con <strong>la</strong> prosa <strong>de</strong> Dry<strong>de</strong>n sin conocer <strong>la</strong> <strong>de</strong>scripción que<br />
Johnson hizo <strong>de</strong> el<strong>la</strong>; pero para disfrutar con esa <strong>de</strong>scripción antes <strong>de</strong>bo haber<br />
leído <strong>la</strong> prosa <strong>de</strong> Dry<strong>de</strong>n. Lo mismo vale, mutatis mutandis, para <strong>la</strong> magnífica<br />
<strong>de</strong>scripción que hace Ruskin <strong>de</strong> <strong>la</strong> prosa <strong>de</strong> Johnson en Praeterita 20. ¿Cómo<br />
podría saber si <strong>la</strong>s i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> Aristóteles sobre <strong>la</strong>s características <strong>de</strong> una buena<br />
trama trágica son acertadas o estúpidas, si no soy capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir: «Sí, así<br />
funciona exactamente Edipo Rey». De hecho, no necesitamos a los críticos<br />
para disfrutar con los autores, sino a <strong>la</strong> inversa.<br />
20 Cap. 12, párrafo 251.