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José María Salcedo EL VUELO DE LA BALA - "CHEMA" Salcedo

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El mundo es asé<br />

En este país de irresponsabilidad, la renuncia del doctor De la Jara es un acto de<br />

responsabilidad. Todo el mundo da pases pero nadie agarra el toro por las astas. Mucho<br />

tiene la historia cotidiana nacional del mundo del se del que tanto se hablaba<br />

filosóficamente años atrás. Frecuentemente las cosas suceden o simplemente son así.<br />

Nadie rompe nada. Las cosas simplemente se rompen. Nadie se equivoca, las cosas<br />

solamente se malogran. Nadie dirige la economía —sobre todo cuando la economía va<br />

mal—, la economía se comporta (véanse los estudios sobre el comportamiento de nuestra<br />

economía), las devaluaciones se producen, las malversaciones se descubren y también se<br />

producen. Cuando el niño se empina sobre la alacena, estira el brazo y trae por tierra el<br />

frasco de la mermelada, va donde su mamá y dice: se cayó el frasco.<br />

Los hechos se suceden, los acontecimientos se precipitan, la historia se desarrolla,<br />

todo pasa y todo queda, los disturbios se producen, la gente se muere, las órdenes se<br />

cumplen sin dudas ni murmuraciones, se supone, se equivocó la paloma, se equivocaba.<br />

Sólo se que nada se (sin acento).<br />

Ya ha desaparecido del habla popular (en realidad siempre fue poco más o menos<br />

de clase media) pero antes se decía se, se, para devaluar alguna afirmación. "He decidido<br />

cambiar de vida". Y la respuesta del interlocutor, que en ese momento se convertía en<br />

cínico de tractor, era: "se, se". Y entonces todo se venía abajo, todas las aguas volvían a<br />

su nivel y sucedía que se iba, se iba la lancha, se iba con el pescador y en ese mar que se<br />

cruzaba por la lancha, se recorría sin motor fuera de borda, el mundo marítimo del se.<br />

El habla cambia, pero el se queda. Ahora se dice o sea. Esto no es sólo cosa de<br />

palabras, sino de hechos. El hecho es la irresponsabilidad, la ausencia de culpables e<br />

inocentes, la complicidad de las cosas y las cosas de la complicidad.<br />

Entre paréntesis, anoto que hasta el miércoles no se ha repuesto a los trabajadores<br />

despedidos de la Corpac. A los trabajadores del récord de la huelga de hambre se les iba a<br />

reponer y no fue así. Esto se parece demasiado a una estafa.<br />

Pero el tema es la renuncia del doctor De la Jara. En este país los ministros suelen<br />

cesar por motivo de viaje, enfermedad y razones personales que suelen ser las que más<br />

tienen que ver con el mundo del se, es decir con las más impersonales de las razones.<br />

Todo es brumoso, limeño y neblinoso. La cosa pudo haber sido así. En el Cusco<br />

se produjeron disturbios, a consecuencia de los disturbios se produjeron choques con la<br />

policía, a consecuencia de los choques con la policía se produjo la muerte de un<br />

estudiante, se está velando el cuerpo del estudiante muerto y el caso que se ha producido<br />

se va a investigar. El gabinete se seguirá reuniendo, la historia se seguirá desarrollando,<br />

la Tierra se mueve en el espacio a once kilómetros por segundo.<br />

De hecho, muchos más cadáveres (los de El Sexto, por ejemplo) han acompañado<br />

otras gestiones ministeriales del gobierno actual y aquí no pasó nada. Las gestiones<br />

ministeriales se pasan. Claro que todos sabemos que el cadáver del Cusco no es la única<br />

razón de la renuncia del señor ministro. Hay razones de política interna, partidaria, que<br />

han hecho que el doctor De la Jara diga me voy. Y se fue.

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