José María Salcedo EL VUELO DE LA BALA - "CHEMA" Salcedo
José María Salcedo EL VUELO DE LA BALA - "CHEMA" Salcedo
José María Salcedo EL VUELO DE LA BALA - "CHEMA" Salcedo
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
población más reducida ofrecían oportunidades objetivas, oportunidades estéticas<br />
objetivas.<br />
Lo que ha venido ocurriendo después es que se ha acentuado el privilegio sexual<br />
clasista y que, en realidad, al final, los espacios eróticos limeños de carácter popular son<br />
mínimos, y sujetos a chantaje policial o seudo-policial, que todavía es peor. Las<br />
relaciones matrimoniales casi quedan reducidas para clases medias y clases altas que<br />
puedan pagar garconieres ocasionales, en el camino hacia Chosica, o usar sus respectivos<br />
automóviles. Pero, en cambio, se está impulsando una temprana –y yo diría casi<br />
prematura– relación matrimonial en las clases populares con economías pobres ya que les<br />
cerramos los parques para sus relaciones sexuales. A mí me parece una diferenciación<br />
monstruosa, y me siento aludido en la medida en que, por lo menos, la gente de mi<br />
generación, cualquiera que fuera la clase social, incluso las gentes ricas de Lima,<br />
consideraban que sus espacios eróticos eran los parques. Con lo cual, en ese tiempo, los<br />
parques eran espacios sexuales democráticos donde podían encontrarse parejas de<br />
diferentes órdenes sociales, cosa que hoy día ya no ocurre. ¡O te casas o tienes carro o<br />
pagas una garconiere! ¿Es así o no? No te digo tu experiencia personal. ¡Te pones rojo!<br />
Lo más grave me parece el ajedrez. Ocurría en Lima algo que no creo que sea<br />
frecuente en otra parte. Uno podía ver en jirón Lampa, en La Colmena, en el Parque<br />
Universitario, decenas de tableros de ajedrez pagados por muchachos que disputaban las<br />
partidas. Muchos de ellos han sido desalojados. Y lo peor es que no han sido desalojados<br />
porque el alcalde de Lima se hubiera percatado del peligro político que implica dotar a<br />
ciertas clases sociales de una capacidad estratégica, sino que han sido desalojados por la<br />
pura frivolidad de alguien que quiere recorrer el camino que va de Palacio a los<br />
balnearios del sur sin ver una cara sucia. Y quiere destacar una mitológica Lima cuadrada<br />
que nunca existió. Y lo peor, lo que más me duele, es que no haya habido una<br />
reivindicación directa de la izquierda sobre este espacio ajedrecístico peruano y limeño.<br />
Y quiero decirle algo aunque resulte impopular: solamente hay dos personas que han<br />
comprendido esta reivindicación. Y cuando diga el primer nombre, todos van a estar de<br />
acuerdo, pero cuando diga el segundo nombre van a decir que soy, seguramente, un<br />
traidor. El primero es Marco Martos. El segundo es Manuel Ulloa.<br />
He propuesto un programa de ajedrez que partiría de una enseñanza general en<br />
todo el Perú, sierra, costa y selva; y que podría incluir mesas fijas de ajedrez en los<br />
parques y el respeto para esos ajedreces ambulantes que ocupaban el centro de Lima.<br />
Podría conectarse ajedrez-artesanía. Para el ajedrez escolar, la meta debe ser un juego por<br />
cada estudiante, lo que significa un mínimo de un millón de juegos de ajedrez por año<br />
durante el próximo quinquenio. En vez de ajedreces de plástico bien se podría destinar<br />
por Cooperación Popular ajedreces artesanales hecho por niños y adultos de los sectores<br />
populares en el campo y la ciudad, comprados por el Estado para redistribuirlos en todo<br />
el Perú. Un sueño fácil pero que resulta quizás prohibido y peligroso como todo lo que es<br />
sencillo.<br />
En algún momento ha hablado Ud. sobre el resentimiento nacional.<br />
Hay dos palabras tabú para los peruanos, o bueno, quizá para los peruanos de las<br />
ciudades; la palabra huachafería y la palabra resentimiento. De alguna manera, sin un<br />
derecho completo, yo quisiera asumir la representación de todos aquellos que son, a la<br />
vez, evidentemente resentidos y huachafos en el Perú. Y yo soy un resentido y soy<br />
huachafo. Ahora examinemos qué significa ser resentido y qué significa ser huachafo.