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04 07 los amigos de jashua tomo ii maestra hilarion de monte nebo

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LOS AMIGOS DE JHASUA TOMO 2<br />

HILARION DE MONTE NEBO<br />

—He visto a Stéfanos, padre, que es dichoso y nos sigue amando. No está muerto sino que<br />

vive a nuestro<br />

latió, se va y viene como el aire, como el perfume <strong>de</strong>l incienso en el Oratorio, como la<br />

armonía <strong>de</strong> la música que<br />

él arrancaba <strong>de</strong>l clavicordio... ¡Oh!... ¡quisiera morir así como Stéfanos y vivir tal como él<br />

vive!...<br />

Y Rho<strong>de</strong> cerró <strong>los</strong> ojos y juntó sus manitas blancas sobre el pecho como si en realidad<br />

creyera que iba a<br />

morir como Stéfanos.<br />

— ¡No hija mía! —le dijo Pedro—. Tú <strong>de</strong>bes vivir para tu prometido esposo que llegará<br />

mañana a esta<br />

misma hora.<br />

— ¡Oh!... —suspiró la joven—. ¡Era tan dulce la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> morir!... ¿Cómo sabes eso Padre?<br />

—También yo he visto a Stéfanos y él me lo ha dicho. Me ha hecho curar tu fiebre y ha<br />

pronunciado estas<br />

palabras: "Ella <strong>de</strong>be vivir para Demetrio que llegará mañana a esta misma hora". Y tú estás<br />

curada. Ya no<br />

tienes fiebre —añadía Pedro palpando la frente y las manos <strong>de</strong> la joven—.<br />

Vamos, levántate y vamos juntos al Oratorio don<strong>de</strong> tus compañeras están orando por ti.<br />

Rho<strong>de</strong> bajó <strong>de</strong>l lecho y se envolvió en su manto azul oscuro. Pedro la tomó <strong>de</strong> la mano y la<br />

condujo al<br />

Oratorio don<strong>de</strong> las doncellas, las viudas y <strong>de</strong>más mujeres oraban y lloraban, <strong>de</strong> rodillas ante<br />

el altar <strong>de</strong> las<br />

Tablas <strong>de</strong> la Ley don<strong>de</strong> ardían dos cirios y en un pebetero se quemaba incienso,<br />

Rhodas, la sensitiva sonámbula, cayó en hipnosis y se dirigió serenamente al' clavicordio que<br />

estaba al<br />

centro <strong>de</strong>l vasto recinto. Se sentó en el banquillo y tocó con admirable maestría el acor<strong>de</strong> con<br />

que empezaba el<br />

preludio <strong>de</strong>l himno <strong>de</strong> acción <strong>de</strong> gracias.<br />

Aquélla música era una composición <strong>de</strong> Stéfanos muy conocida por todos. Las doncellas<br />

como impulsadas<br />

a un mismo tiempo ro<strong>de</strong>aron el clavicordio, Rho<strong>de</strong> se <strong>de</strong>sprendió <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> Pedro y se<br />

acercó también,<br />

El himno comenzó.<br />

"Alábante Señor <strong>los</strong> cie<strong>los</strong> y la tierra porque sólo Tú eres gran<strong>de</strong>, justo y po<strong>de</strong>roso"…<br />

Y Rhodas en hipnosis, con sus ojos cerrados, hacía correr sus manos sobre el teclado, y sus<br />

pies en <strong>los</strong><br />

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ESPIRITUAL<br />

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