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04 07 los amigos de jashua tomo ii maestra hilarion de monte nebo

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LOS AMIGOS DE JHASUA TOMO 2<br />

HILARION DE MONTE NEBO<br />

Todos se volvieron a encontrar en la tierra, menos Pedro, que fue llamado al Reino <strong>de</strong> Dios<br />

el mismo día<br />

aniversario <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> su Maestro, veintiocho <strong>de</strong> Marzo <strong>de</strong>l año sesenta y siete. Había<br />

velado por la<br />

Hermandad Cristiana todo el tiempo transcurrido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la primera asamblea en la casa <strong>de</strong><br />

Nazareth, en la que<br />

fue obligado a ocupar el sitio <strong>de</strong> Cristo a la <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l altar hogareño, don<strong>de</strong> la estrella<br />

maga <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s<br />

anunciaciones, brillaba con radiante claridad.<br />

La oportunidad <strong>de</strong> la circunstancia me llevó a relatar este acontecimiento anticipadamente,<br />

pero aún nos<br />

falta conocer algo más, <strong>de</strong> las intimida<strong>de</strong>s espirituales <strong>de</strong> estos dos fieles <strong>amigos</strong> <strong>de</strong> Jhasua<br />

<strong>de</strong> Nazareth.<br />

EL ÁGUILA SOLITARIA<br />

— ¡Cuan so<strong>los</strong> nos vamos quedando, Juan! —exclamaba Pedro en una apacible tar<strong>de</strong> en<br />

que ambos<br />

dialogaban, o escribían, o leían viejas escrituras que Lucanus iba traduciendo <strong>de</strong> muertas<br />

lenguas <strong>de</strong>l pasado<br />

remoto, a las más usuales <strong>de</strong> esa época.<br />

El sol se escondía lentamente <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> <strong>los</strong> pinares que ro<strong>de</strong>aban la cabaña, y sólo un<br />

espacio sobre el<br />

mar les permitía contemplar la dorada niebla que el ocaso extendía sobre las aguas<br />

tranquilas. Era, pues, la<br />

hora <strong>de</strong> <strong>los</strong> pensamientos gran<strong>de</strong>s, profundos, que muchas veces quedan sin respuesta por<br />

no po<strong>de</strong>r ver más<br />

allá <strong>de</strong> el<strong>los</strong>...<br />

—En verdad escasean a nuestro lado <strong>los</strong> seres <strong>de</strong> carne y hueso, pero no <strong>los</strong> otros... esos<br />

que sólo nos<br />

traen flores divinas <strong>de</strong> paz, <strong>de</strong> consuelo, <strong>de</strong> esperanza y <strong>de</strong> amor No po<strong>de</strong>mos quejarnos.<br />

—Sí, es verdad y tienes mucha razón, pero hay en mi corazón una espina que me lastima<br />

mucho. Hago<br />

esfuerzos y no la puedo arrancar.<br />

— ¡Una espina, Pedro!... ¿tú que casi perdiste la vida en servicio <strong>de</strong> nuestro Señor y al<br />

cuidado <strong>de</strong> <strong>los</strong> que<br />

El te <strong>de</strong>jó?<br />

— ¡Justamente por eso!... ¿No será negarle <strong>de</strong> nuevo el haberme quedado en esta<br />

placentera soledad,<br />

huyendo <strong>de</strong> las tormentas <strong>de</strong> Roma?<br />

—Recuerda que El mismo te dijo: "No quiero que vuelvas a Roma", como años atrás te dijo<br />

también:<br />

www.gftaognosticaespiritual.org GRAN BIBLIOTECA VIRTUAL ESOTERICA<br />

ESPIRITUAL<br />

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