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04 07 los amigos de jashua tomo ii maestra hilarion de monte nebo

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LOS AMIGOS DE JHASUA TOMO 2<br />

HILARION DE MONTE NEBO<br />

mayores cuidados <strong>de</strong> cuando era joven, y se entregaba con afán a <strong>los</strong> azares <strong>de</strong> la pesca en<br />

el Mar <strong>de</strong> Galilea.<br />

Sólo una cosa le preocupaba a Pedro: la obra <strong>de</strong> su Maestro, que El mismo le había<br />

encomendado. ¡Oh! el<br />

amor inefable <strong>de</strong> su Maestro que, no obstante su negación cobar<strong>de</strong>, le seguía amando, y el<br />

continuaba<br />

escuchando:<br />

"Tú eres Pedro y sobre esta piedra cimentaré mi obra". ¡Y esa piedra soportaba todo el peso<br />

<strong>de</strong> la obra<br />

re<strong>de</strong>ntora <strong>de</strong>l Cristo!<br />

El viaje se realizó sin mayor inci<strong>de</strong>nte. Pero, al llegar a Necópolis, recibieron el aviso <strong>de</strong> que<br />

la ciudad<br />

estaba azotada por una cruel epi<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> la cual morían a diario innumerables personas.<br />

—No conviene que <strong>de</strong>sembarquéis —les <strong>de</strong>cía el Capitán—. Descargaré correspon<strong>de</strong>ncia y<br />

alguna carga<br />

que traigo, renovaré las provisiones necesarias y nos haremos a la vela mañana mismo.<br />

La epi<strong>de</strong>mia consistía en un maligno virus que afectaba la gargarita y vías respiratorias, algo<br />

muy<br />

semejante a lo que la ciencia médica actual llama difteria.<br />

Mientras el barco estaba anclado, dos jornaleros que bajaban carga y traían fardos y sacos<br />

<strong>de</strong> provisiones,<br />

cayeron al suelo heridos <strong>de</strong>l grave mal que se manifestaba con una fiebre abrasadora.<br />

Pedro, que observaba, bajó apresuradamente a socorrer<strong>los</strong>. El Capitán no llegó a tiempo<br />

para impedirle<br />

bajar.<br />

El anciano Apóstol corrió hacia <strong>los</strong> atacados y, arrodillándose doblado hasta el suelo don<strong>de</strong><br />

yacían, les<br />

aplicaba sus manos a la garganta y al pecho mientras les <strong>de</strong>cía:<br />

—Decid, "¡Maestro, Señor mío! i Que este mal sea curado por tu po<strong>de</strong>r y por tu amor!"<br />

El enfermo repetía las palabras sin saber lo que <strong>de</strong>cía, pero al instante sentía alivio al dolor<br />

que le punzaba<br />

la garganta, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> breves momentos, se sentía bien, sin dolor alguno y sin la fiebre<br />

que le quemaba el<br />

pecho.<br />

La noticia corrió como un reguero <strong>de</strong> fuego en día <strong>de</strong> viento, en un pajonal reseco, y pronto<br />

se vio una<br />

www.gftaognosticaespiritual.org GRAN BIBLIOTECA VIRTUAL ESOTERICA<br />

ESPIRITUAL<br />

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