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04 07 los amigos de jashua tomo ii maestra hilarion de monte nebo

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LOS AMIGOS DE JHASUA TOMO 2<br />

HILARION DE MONTE NEBO<br />

Apóstol <strong>de</strong> Cristo se dirigió al Tabor llevando la extensa epístola <strong>de</strong> Nebai.<br />

La consulta fue hecha en la alcoba <strong>de</strong>l anciano Tholemi que sólo a momentos <strong>de</strong>jaba el lecho<br />

a causa <strong>de</strong><br />

una vieja dolencia <strong>de</strong>l pecho, una insuficiencia cardiaca que le producía ahogos nocturnos,<br />

por lo cual <strong>de</strong>bía<br />

dormir sentado, entre almohadones y mantas.<br />

El viejo corazón le reclamaba <strong>de</strong>scanso, y a duras penas seguía latiendo. Tenía ya noventa y<br />

siete años.<br />

—Te correspon<strong>de</strong> ir, Juan, hijo mío, te correspon<strong>de</strong> ir acompañando a Pedro —fue la opinión<br />

<strong>de</strong>l anciano<br />

Esenio.<br />

Y el Servidor Harmodio, ateniense <strong>de</strong> origen, fue <strong>de</strong> la misma opinión.<br />

El hermano Lector y Notario Marcio Lucanus <strong>de</strong>l Viminal, no dio su opinión porque se quedó<br />

como sumido<br />

en honda meditación.<br />

—Hermano Lector —le dijo el Servidor—. Tu consejo sería el más eficiente en este caso, ya<br />

que conoces a<br />

Roma y tienes allí <strong>los</strong> familiares y <strong>amigos</strong> <strong>de</strong> tu padre.<br />

—Antes <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r —dijo— precisaría una confi<strong>de</strong>ncia a solas con mi maestro Tholemi.<br />

—Muy bien —respondió el Servidor levantándose y con él, Daniel, Jaime y Juan salieron <strong>de</strong><br />

la estancia.<br />

Mientras estos cuatro amantes <strong>de</strong> Jhasua conferenciaban al abrigo <strong>de</strong> <strong>los</strong> viejos olivos y<br />

castaños que<br />

sombreaban las grutas, escuchemos la confi<strong>de</strong>ncia íntima <strong>de</strong>l Notario con el anciano<br />

Tholemi.<br />

—Maestro Tholemi —le dijo el Notario—. ¿No será acaso ésta la hora <strong>de</strong> realizar nuestro<br />

pacto?<br />

— ¡Pue<strong>de</strong> que lo sea! —Contestó el anciano con voz firme—. Yo quisiera ser joven para<br />

llegar hasta Roma<br />

en ayuda <strong>de</strong> Nebai y Judá, almas gemelas <strong>de</strong> mi evolución y tú quieres en cambio volver a tu<br />

mundo <strong>de</strong> origen<br />

don<strong>de</strong> te espera el alma esposa para encarnar juntos.<br />

—Si la Ley lo permite, Maestro Tholemi... tengamos el valor <strong>de</strong> hacerlo hoy, con beneficio<br />

para muchos<br />

seres —añadió el Notario.<br />

—Mañana es el plenilunio —observó el anciano—. A la hora en que el rayo lunar besa las<br />

Tablas <strong>de</strong> la Ley,<br />

tú <strong>de</strong>jarás el plano terrestre y yo ocuparé tu materia. ¿Estamos <strong>de</strong> acuerdo?<br />

—En perfecto acuerdo si la Ley está con nosotros.<br />

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ESPIRITUAL<br />

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