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04 07 los amigos de jashua tomo ii maestra hilarion de monte nebo

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LOS AMIGOS DE JHASUA TOMO 2<br />

HILARION DE MONTE NEBO<br />

— ¡Oh, niña!... ¡No es por ser ma<strong>los</strong>, sino por amarle mucho y guardar algo suyo que nos<br />

salve <strong>de</strong> caer<br />

enfermos <strong>de</strong> nuevo! —le contestó una mujer que llevaba en brazos un niño recién curado.<br />

Judá había llegado para salvaguardar a Nebai <strong>de</strong> ser sofocada por la muchedumbre y oyó la<br />

respuesta <strong>de</strong><br />

la mujer y vio asimismo que el manto y túnica <strong>de</strong> Pedro le faltaban gran<strong>de</strong>s retazos, tal como<br />

si perril<strong>los</strong><br />

rabiosos le hubieran maltratado, sin que él se diera por entendido <strong>de</strong> tan lamentable<br />

situación.<br />

— ¡Basta ya! —gritó Judá, y el Cónsul Galión con varios subalternos trataron <strong>de</strong> ro<strong>de</strong>ar a<br />

Pedro para<br />

sustraerle a la multitud.<br />

El buen anciano les suplicaba piedad, porque aún faltaban muchos sin curar.<br />

— ¡Pero vais a morir aquí mismo, Pedro, por favor Piensa en que Jhasua precisa aún <strong>de</strong> tu<br />

fuerza y <strong>de</strong> tu<br />

vida —añadió Judá tratando <strong>de</strong> convencerle.<br />

— ¡El hacía más que yo... mucho más que yo! —contestaba Pedro, que en efecto estaba ya<br />

agotado.<br />

El Cristo radiante <strong>de</strong> amor y <strong>de</strong> luz <strong>de</strong>jó sin duda llegar al máximun el esfuerzo y el amor <strong>de</strong><br />

su Apóstol, y<br />

habló al corazón y a la mente <strong>de</strong> Nebai, que, quitando <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombros el manto <strong>de</strong> Pedro,<br />

dijo a su esposo y a<br />

Lucanus:<br />

—Levantadme ¡en alto, por favor!<br />

Los dos hombres enlazaron sus manos y ella subió sobre ellas y gritó cuanto le permitieron<br />

sus fuerzas:<br />

—Nuestro Dios Invisible os <strong>de</strong>ja curados a todos con este manto ben<strong>de</strong>cido por El ¡Idos en<br />

paz!<br />

Los que aún yacían en camillas o andaban apoyados en algún familiar, saltaron <strong>de</strong> gozo y<br />

toda la multitud<br />

gritaba:<br />

—El Dios Invisible es nuestro Dios. ¡Viva el Dios Invisible! ¡Viva! ¡Viva!—... y el murmullo <strong>de</strong><br />

esta tempestad<br />

<strong>de</strong> ¡Vivas! siguió a nuestros personajes hasta que el barco se hizo a la vela.<br />

El Tribuno Galión embarcó con el<strong>los</strong> y les acompañó hasta la primera escala que hizo el<br />

barco antes <strong>de</strong><br />

entrar al Estrecho <strong>de</strong> Corinto.<br />

Mientras <strong>los</strong> viajeros seguían entre agua y cielo durante muchos días <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Roma a<br />

Necrópolis y <strong>de</strong> allí a<br />

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ESPIRITUAL<br />

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