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04 07 los amigos de jashua tomo ii maestra hilarion de monte nebo

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LOS AMIGOS DE JHASUA TOMO 2<br />

HILARION DE MONTE NEBO<br />

Tan noble y justo el uno como el otro, ni aún ese pensamiento tuvo fuerza para enfriar ni<br />

romper aquella<br />

firme y fuerte amistad.<br />

—El excesivo ruido y movimiento <strong>de</strong> nuestro apostolado y obras <strong>de</strong> misericordia, interrumpe<br />

esa otra faz<br />

<strong>de</strong>l apostolado que el Cristo te ha confiado a ti. ¡Oh!... ¡Cómo lo comprendo bien! ¡Es verdad<br />

que el Maestro<br />

cuida y vela por <strong>los</strong> suyos!<br />

"Ya verás maestro mío, ya verás cómo este monaguillo que El puso a tu lado sabe darte lo<br />

que tu<br />

necesitas.<br />

Y haciendo levantar a Juan <strong>de</strong> su postración en el canapé le sacó al huerto y le llevó a la<br />

orilla <strong>de</strong>l mar. Y<br />

mediante una lente <strong>de</strong> largo alcance le hizo mirar <strong>los</strong> innumerables promontorios <strong>de</strong> rocas<br />

que sobresalían<br />

como bestias marinas <strong>de</strong> las olas encrespadas y espumosas que chocaban con ellas.<br />

—Veo rocas.... muchas rocas, sembradas en el mar. Sé por Narciso, tu tío, que son Islas,<br />

habitadas<br />

algunas y muy florecientes, <strong>de</strong>siertas otras y áridas que dan pavor. ¿Qué quieres <strong>de</strong>cirme<br />

con eso?<br />

—Que una <strong>de</strong> esas rocas, como tú dices, es mía. Herencia paterna que aún no he cultivado<br />

ni hecho<br />

esfuerzo alguno para sacar utilidad <strong>de</strong> ella. ¿Quieres que levantemos allí una cabaña, don<strong>de</strong><br />

tú y yo podamos<br />

aislarnos <strong>de</strong>l tumulto y el bullicio <strong>de</strong>l mundo cuando queramos soledad y sosiego?<br />

A Juan se le iluminó el rostro, como si un sol naciente hubiera resplan<strong>de</strong>cido en el. Y<br />

tomando las manos<br />

<strong>de</strong> su joven amigo le dijo con intensa emoción. — ¡Bendito seas, Galo, mi amigo primero en<br />

estas tierras don<strong>de</strong><br />

me ha traído la voluntad divina!<br />

"Mi Maestro te puso luz en la mente y has visto y comprendido la necesidad <strong>de</strong> mi espíritu.<br />

¡Soledad,<br />

silencio, quietud!... ¡Eso, Galo, eso es lo que necesito para que tornen a mí las voces<br />

celestiales que forman la<br />

única dicha que ambiciono en la vida!<br />

No es difícil ya para ti lector intuir lo que sucedió <strong>de</strong> inmediato. Galo llevó a Juan al Cabo<br />

Trogilio don<strong>de</strong><br />

www.gftaognosticaespiritual.org GRAN BIBLIOTECA VIRTUAL ESOTERICA<br />

ESPIRITUAL<br />

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