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04 07 los amigos de jashua tomo ii maestra hilarion de monte nebo

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LOS AMIGOS DE JHASUA TOMO 2<br />

HILARION DE MONTE NEBO<br />

que ya lo sabes, Pedro, estamos todos para colaborar contigo. Tienes pues la palabra y el<br />

bastón <strong>de</strong> mando.<br />

El sencillo y humil<strong>de</strong> Apóstol se abrazó emocionado <strong>de</strong>l noble príncipe Judá, y maravillado <strong>de</strong><br />

la clara<br />

conciencia con que obraba le contestó:<br />

— ¡Niño!... Yo no vine aquí a mandar sino a sembrar junto contigo en <strong>los</strong> campos <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor. ¿Por<br />

qué te vas y me <strong>de</strong>jas en tierra extraña don<strong>de</strong> quizá no acertaré a dar un paso que no sea en<br />

falso?<br />

—No me voy, Pedro —le contestó enternecido Judá—. No me iré nunca <strong>de</strong> tu lado, porque<br />

escucho<br />

siempre la voz <strong>de</strong> Jhasua cuando te dijo: "Te he llamado Pedro, parque tú eres la piedra<br />

sobre la cual edificaré<br />

mi templo".<br />

"Y sé que mi <strong>de</strong>ber es colaborar silenciosamente en la construcción <strong>de</strong>l templo espiritual <strong>de</strong>l<br />

Cristo. Mi<br />

posición ante el gobierno y la aristocracia romana, será una coraza para la naciente Escuela<br />

Cristiana y mi<br />

nombre no <strong>de</strong>be sonar con ninguna tonalidad a fin <strong>de</strong> que una completa libertad .<strong>de</strong> acción<br />

centuplique la<br />

eficiencia <strong>de</strong> mi trabajo como protector invisible <strong>de</strong> <strong>los</strong> obreros <strong>de</strong> Jhasua. ¡Oh, mi divino<br />

amigo ausente!... ¡Tú<br />

no sabes, Pedro, las promesas y votos solemnes que les tengo hechos!... Por El te ruego<br />

que me <strong>de</strong>jes un lugar<br />

cerca <strong>de</strong> ti, pero en la oscuridad y el silencio, porque sé <strong>de</strong> cierto que así valdré como cien<br />

hombres juntos para<br />

su servicio y su gloria.<br />

— ¡Bien, bien, hijo mío! Sea como tú lo quieres —contestóle Pedro con su voz entrecortada<br />

por la emoción<br />

que le producía el noble <strong>de</strong>sinterés <strong>de</strong> aquel gran amigo <strong>de</strong> su inolvidable Maestro.<br />

Este perfecto acuerdo, esta santa armonía fue quizás el secreto <strong>de</strong> <strong>los</strong> maravil<strong>los</strong>os triunfos y<br />

conquistas<br />

<strong>de</strong> la primera hora cristiana en la gran metrópoli <strong>de</strong>l mundo civilizado, cumpliéndose así una<br />

vez más el glorioso<br />

lema <strong>de</strong> <strong>los</strong> genios <strong>de</strong>l Bien:<br />

"El amor todo lo vence. El amor salva todos <strong>los</strong> abismos".<br />

REGRESO A PALESTINA<br />

www.gftaognosticaespiritual.org GRAN BIBLIOTECA VIRTUAL ESOTERICA<br />

ESPIRITUAL<br />

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