EL MUNDO INVISIBLE Y LA GUERRA - O Consolador
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<strong>EL</strong> <strong>MUNDO</strong> <strong>INVISIBLE</strong> Y <strong>LA</strong> <strong>GUERRA</strong> – LEÓN DENIS<br />
entre los hombres, es el acuerdo íntimo de las inteligencias, las conciencias<br />
y los corazones. Sólo puede dárnoslo una gran doctrina, una revelación<br />
superior que trace el rumbo humano y fije nuestros deberes comunes.<br />
***<br />
Hemos dicho ya que en la historia del mundo las calamidades son<br />
muchas veces signos precursores de nuevos tiempos, el anuncio de que se<br />
está preparando una transformación y la humanidad va a experimentar<br />
profundos cambios.<br />
La muerte ha causado numerosos vacíos entre los hombres, pero<br />
Entidades más evolucionadas vendrán a encarnar en la Tierra. Las<br />
incontables legiones de las almas liberadas por la contienda bélica se<br />
ciernen por sobre nosotros, ávidas de participar en nuestros trabajos y<br />
esfuerzos, de comunicar -a los que aquí dejaron- confianza en Dios y fe en<br />
un futuro mejor. Su acción se extiende y va imponiéndose cada vez más. Y<br />
suscita testimonios inesperados que, a veces, provienen de muy arriba. Por<br />
ejemplo, el diario L'Homme libre ("El hombre libre"), en su edición del<br />
primero de enero de 1919, dejaba constancia de ello en los siguientes<br />
términos:<br />
"Nuestros muertos queridos están al lado de nosotros y la humanidad se<br />
compone de mayor número de difuntos que de vivientes. Somos gobernados<br />
por los muertos".<br />
Por su parte, en un soberbio arrebato oratorio que tuvo en la Cámara de<br />
Diputados, Georges Clemenceau evocaba a los Espíritus de Gambetta,<br />
Scheurer-Kestner, Chanzy y otros muertos ilustres, y les invitaba a "ser los<br />
primeros en franquear las terribles puertas de hierro que Alemania ha<br />
cerrado contra nosotros".<br />
El Presidente mismo de la República, Raymond Poincaré, en su discurso<br />
de Estrasburgo, dijo:<br />
"Tú con nosotros, Alsacia, honrarás la memoria de nuestros muertos,<br />
porque tanto y más que los vivientes son ellos los que te han liberado".<br />
Ahora bien, todos esos grandes muertos no son los únicos artífices de<br />
nuestra victoria. A la cabeza de ellos volvemos a encontrar a los Espíritus<br />
de luz que nos señalan la senda sagrada y los altos destinos que nos<br />
aguardan.<br />
Se hace evidente que muchos hombres -y no de los que menos valen-<br />
por medio de las pruebas sufridas han sido curados de esa sensualidad y ese<br />
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