EL MUNDO INVISIBLE Y LA GUERRA - O Consolador
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<strong>EL</strong> <strong>MUNDO</strong> <strong>INVISIBLE</strong> Y <strong>LA</strong> <strong>GUERRA</strong> – LEÓN DENIS<br />
cada uno de nosotros la mayor suma de resultados, desde el punto de visto<br />
evolutivo.<br />
Puesto que las situaciones en que se encuentran las almas son variadas<br />
en extremo, las condiciones sociales deben serlo también. Condiciones<br />
elevadas son relativamente raras, porque resultan peligrosas para el Espíritu<br />
encarnado en la Tierra, al que rodean de las tentaciones de la fortuna y el<br />
poder, y cuyo orgullo acicatean. En cambio, no ocurre lo propio en las<br />
situaciones inferiores, pues las necesidades, las duras exigencias que traen<br />
consigo, constriñendo al Espíritu al esfuerzo, desarrollan su yo, su<br />
personalidad, su conciencia, y acrecen sus energías latentes. Penas del<br />
cuerpo y del alma, obligación de trabajar, tiranía de la materia, de la<br />
enfermedad y de la muerte, tales son los medios con cuyo concurso el<br />
Espíritu llega a comprender las severas disciplinas y a poner en práctica la<br />
ley del deber. La vida terrestre es el crisol en que el alma se transforma,<br />
preparándose para las grandes tareas futuras. Considerada aisladamente,<br />
nuestra actual existencia parece oscura y desprovista de sentido a la<br />
mayoría de los hombres. Pero si la examinamos dentro del conjunto,<br />
relacionada con la que le precedió y con la que le seguirá se nos muestra<br />
como el magnífico terreno en que el Ser construye su destino, edifica su<br />
creciente personalidad y llega a hacerse libre por completo, al dominar el<br />
mal y triunfar sobre sus instintos viles.<br />
Ante las visiones de horror que la guerra despliega a nuestros ojos, ante<br />
los millones de tumbas cuya removida tierra se encuentra húmeda aún y<br />
desnivela las llanuras de Europa, en presencia de los trozos ennegrecidos<br />
de paredes, únicos vestigios de incontables aldeas en que ayer mismo<br />
resonaban los rumores de la vida campesina, el tañido jubiloso de las<br />
campanas y las frescas risas de los niños, es bueno estar en condiciones de<br />
afirmar que el Ser es inmortal en su esencia, y recordar que todo -<br />
vicisitudes y pruebas, alegrías y dolores- coopera a nuestros progresos, a<br />
nuestra elevación...<br />
Por sobre esas escenas de tristezas y duelo la vida invisible prosigue en<br />
su serena majestad. Vivos y muertos, todos somos llevados por la gran<br />
fuerza evolutiva hacia un porvenir mejor, en el seno del ilimitado Universo<br />
y de la armonía divina...<br />
II<br />
Agosto, 1917.<br />
Retornemos el problema de la libertad. La noción de ésta se encuentra<br />
grabada en la conciencia individual. Con el nombre de libre albedrío<br />
designa el privilegio, de que goza el ser humano, de decidirse en un sentido<br />
determinado, de orientar sus actos hacia el bien o hacia el mal. La idea de<br />
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