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EL MUNDO INVISIBLE Y LA GUERRA - O Consolador

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<strong>EL</strong> <strong>MUNDO</strong> <strong>INVISIBLE</strong> Y <strong>LA</strong> <strong>GUERRA</strong> – LEÓN DENIS<br />

genuinas tradiciones. Cada vez más se aleja de las miras de Cristo, para<br />

encastillarse dentro de fórmulas que los labios siguen repitiendo, sí, pero<br />

que ya no dan ni luz ni calor al corazón humano.<br />

De ello resulta que toca a nosotros -discípulos oscuros, humildes<br />

herederos de Allan Kardec- la pesada labor de reparar el vínculo que une a<br />

la Tierra con el Cielo, de volver a encontrar el manantial fecundo de donde<br />

brotan las altas inspiraciones, de retomar esa obra que ha de reunir a los<br />

poderes invisibles con los hombres de buena voluntad, a fin de inaugurar la<br />

era nueva que tantas almas inquietas y entristecidas esperan...<br />

En medio del infortunio humano, en las jornadas de angustias que<br />

estamos viviendo, esta festividad de la Pascua debe ser, pues, como un rayo<br />

de lo Alto, cual un mensaje de júbilo y esperanza.<br />

Por eso, de pie en torno a este dolmen, como los primeros cristianos que<br />

celebraban la Pascua con ropa de viaje y el cayado en la mano,<br />

comulgamos nosotros, no ya con imágenes materiales, sino con todos los<br />

impulsos de nuestros pensamientos y todas las aspiraciones del corazón,<br />

con ese Mundo Invisible cuyas legiones se ciernen por encima de nosotros<br />

y se asocian íntimamente a nuestras luchas y esfuerzos, así como a nuestros<br />

sufrimientos.<br />

De esta manera se estrecha y consolida la inmensa cadena de vida que<br />

une a este mundo con el Espacio y, en una acción común, liga a las dos<br />

humanidades, solidarias en su destino a través de los tiempos, a lo largo de<br />

las centurias.<br />

Si queremos vislumbrar con el pensamiento el futuro que al Espiritismo<br />

se reserva, representémonos por un instante a las generaciones venideras,<br />

desembarazadas de supersticiones clericales y prejuicios universitarios, y<br />

elevadas mediante el espiritualismo científico y filosófico hasta la<br />

comunión con lo Invisible, conversando con los moradores del Más Allá,<br />

rigiendo su vida con arreglo a los consejos de sus preceptores de<br />

ultratumba y obedeciendo, como los profetas de Israel, a los impulsos<br />

superiores. Una sociedad así ¿no sería el pueblo de elegidos que el Cristo<br />

vino a evangelizar? La unión de un pueblo de tales características con la<br />

humanidad invisible podría compararse a la escala de Jacob, por la que los<br />

Espíritus descenderían hasta los hombres y éstos subirían hacia Dios, en<br />

una ascensión de gloria, de virtud y de luz... 33<br />

33 Los capítulos 27 y siguientes del Génesis tratan con extensión la historia de Jacob, patriarca<br />

hebreo nacido de Isaac y de Rebeca y padre de doce hijos, quienes fueron los jefes de las doce<br />

tribus de Israel. El episodio a que alude aquí LEÓN DENIS, de la escala de Jacob, figura en<br />

estos términos en el Antiguo Testamento: "Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán. Y<br />

llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de<br />

aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar. Y soñó: Y he aquí una escalera<br />

que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que<br />

subían y descendían por ella. Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy<br />

Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la<br />

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