EL MUNDO INVISIBLE Y LA GUERRA - O Consolador
EL MUNDO INVISIBLE Y LA GUERRA - O Consolador
EL MUNDO INVISIBLE Y LA GUERRA - O Consolador
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>EL</strong> <strong>MUNDO</strong> <strong>INVISIBLE</strong> Y <strong>LA</strong> <strong>GUERRA</strong> – LEÓN DENIS<br />
decadencia de algunas conciencias, el completo olvido en que estaban de la<br />
ley del deber, así como de la ley de las responsabilidades.<br />
No vacilamos en atribuir la causa de esos males a la confusa enseñanza<br />
que el Estado viene ofreciendo a las generaciones, enseñanza desprovista<br />
de ideal, de grandeza y hermosura moral, impotente para templar los<br />
caracteres, preparándolos para las duras necesidades de la vida. De ello<br />
resulta que en nuestro mundo, velado por la tristeza y anegado en sangre y<br />
lágrimas, muchas almas se hallan entregadas a los vaivenes de la<br />
incertidumbre y la pasión, y con sobrada frecuencia, inclusive, a la duda y a<br />
la desesperanza.<br />
Bien es verdad que bajo el impacto de las pruebas sentimos que está<br />
naciendo en todas partes un vago deseo de creer, pero esas personas no<br />
saben a qué fe acogerse. Las afirmaciones dogmáticas, apoyadas en textos<br />
cuya autenticidad es discutible, han caído en desuso. Sólo el Espiritismo,<br />
por las pruebas que provee sobre la supervivencia del alma, por la<br />
demostración experimental que ofrece, en el sentido de que la vida es un<br />
deber que renace de continuo y nuestros actos todos recaen sobre nosotros<br />
mismos, puede introducir en la enseñanza nacional suficientes elementos<br />
de renovación.<br />
Se ha hecho evidente, para todo pensador, que las sociedades humanas<br />
no llegarán jamás a obtener un estado de paz y armonía por medios<br />
políticos, sino más bien mediante la reforma interior e individual, esto es,<br />
por medio de una educación y un adiestramiento moral que mejoren la<br />
colectividad al perfeccionar a cada uno de los individuos que la integran.<br />
Las leyes, decretos y convenciones no bastan: es menester una enseñanza<br />
que fije el rol y la ubicación del Ser en el Universo, que asegure la<br />
disciplina moral y social, sin la cual no hay fuerza ni estabilidad para un<br />
país. Otro tanto sucede con la libertad, cuyo logro sólo resulta posible si se<br />
alía ella a la sabiduría y a la razón.<br />
En sus elementos fundamentales, la Doctrina de los Espíritus nos<br />
proporciona los recursos necesarios para fundar dicha enseñanza.<br />
Demuestra que la libertad tiene su principio en el libre albedrío del hombre,<br />
pero ese libre arbitrio es siempre proporcional a nuestros méritos y grado<br />
de evolución. Por donde puede decirse que aquella doctrina lo consagra.<br />
Sólo cuando el Espiritismo irradie sobre el mundo entero veremos cesar las<br />
bárbaras luchas que periódicamente bañan en sangre a nuestro retrasado<br />
planeta.<br />
Así pues, podríamos aseverar que los divulgadores del Espiritismo, por<br />
la labor que llevan a cabo, son los mejores artesanos de la paz universal;<br />
tarea esa de la cual sólo conocen ellos las asperezas, sin recoger aún sus<br />
alegrías ni sus frutos. Pero, cuando el odio haya dejado de reinar como<br />
soberano en la Tierra, entonces la historia saludará a estos buenos obreros<br />
92