07.05.2013 Views

nalgures • tomo iv • año 2007 1 - Asociación Cultural de Estudios ...

nalgures • tomo iv • año 2007 1 - Asociación Cultural de Estudios ...

nalgures • tomo iv • año 2007 1 - Asociación Cultural de Estudios ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Rafael Tobío Cendón<br />

extremos <strong>de</strong>l dintel unos salientes que facilitan su acoplamiento en el salmer <strong>de</strong> un arco <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>scarga, constituido por varias dovelas, que lo festonea. Configuración cuyo influjo se <strong>de</strong>ja<br />

sentir, como veremos, en los tímpanos <strong>de</strong> las portadas <strong>de</strong> d<strong>iv</strong>ersos templos próximos a Osera,<br />

algunos <strong>de</strong> los cuales pertenecieron a dicha abadía, mientras que otros, <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> la<br />

misma or<strong>de</strong>n o <strong>de</strong> otras, es bastante probable que tuvieran algún nexo <strong>de</strong> unión con ella,<br />

tanto en lo espiritual como en lo material. Temática que en muchos casos queda atestiguada<br />

por los prolíficos documentos <strong>de</strong> dicha época, aunque en otros la ausencia total <strong>de</strong> los mismos,<br />

nos obliga a proce<strong>de</strong>r, como suele ser habitual cuando se dan dichas premisas, a su<br />

estudio comparat<strong>iv</strong>o con los constatados.<br />

manifestaciones artísticas <strong>de</strong> su repertorio iconográfico como símbolo <strong>de</strong> realeza. Sirvan a modo <strong>de</strong> ejemplo la <strong>de</strong>coración<br />

que ostenta el salón <strong>de</strong>l trono <strong>de</strong> Cnosos, los capiteles zoomórficos <strong>de</strong> Persépolis, etc. En tanto que los griegos, dado el gran<br />

aprecio que tenían por la flor <strong>de</strong> lis la ensalzaron llegando a <strong>de</strong>nominarla «flor <strong>de</strong> las flores», consagrándola por su parte los<br />

romanos a la diosa Venus.<br />

El lirio como mot<strong>iv</strong>o ornamental y simbólico, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser ampliamente utilizado por las c<strong>iv</strong>ilizaciones paganas, será<br />

adoptado más tar<strong>de</strong>, con el advenimiento <strong>de</strong>l cristianismo, por éste asociándolo con Cristo y María, como símbolo <strong>de</strong> su acto<br />

re<strong>de</strong>ntor y pureza respect<strong>iv</strong>amente. Siendo bastante probable que el primero <strong>de</strong> los atributos se <strong>de</strong>sprenda <strong>de</strong> la temprana<br />

floración que experimenta el lirio, anunciando la primavera y por en<strong>de</strong> el inicio <strong>de</strong> un nuevo ciclo biológico, lo que le<br />

confirió a dicha planta y flor, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los remotos tiempos faraónicos, el atributo <strong>de</strong> regeneración y vida, que posteriormente<br />

el cristianismo asimilará y a<strong>de</strong>cuará a sus concepciones religiosas i<strong>de</strong>ntificándolo con Cristo y su venida al mundo para<br />

redimir a la humanidad. Sin embargo, para los Padres <strong>de</strong> la Iglesia, el origen simbólico <strong>de</strong> la mencionada flor se halla en el<br />

análisis y comentario <strong>de</strong> los textos bíblicos, entre los cuales se encuentra el Cantar <strong>de</strong> los Cantares, en cuyos versículos<br />

cargados <strong>de</strong> misticismo y revelaciones d<strong>iv</strong>inas, se alu<strong>de</strong> frecuentemente al lirio i<strong>de</strong>ntificándolo con Cristo.<br />

En cuanto al segundo <strong>de</strong> los contenidos <strong>de</strong> la flor <strong>de</strong> lis, se sabe que fue investida, a lo largo <strong>de</strong> la Edad Media, <strong>de</strong> una amplia<br />

gama <strong>de</strong> simbolismos como: virginidad, pureza, inocencia, etc., convirtiéndose en atributo y flor <strong>de</strong> María. <strong>Asociación</strong> que<br />

muy probablemente se vio favorecida por el <strong>de</strong>licado aroma <strong>de</strong> sus flores o a su afinidad con la azucena y el loto.<br />

Teniendo en cuenta lo ya comentado, la evolución experimentada por el lirio, como elemento simbólico, en la época medieval,<br />

nos induce a pensar en la existencia <strong>de</strong> un doble significado cristiano, el cual en modo alguno fue sincrónico, sino que<br />

se solapó, primando en los primeros siglos <strong>de</strong> la Era Cristiana y en los albores <strong>de</strong>l Medioevo la flor <strong>de</strong> lis como enseña <strong>de</strong><br />

Cristo y símbolo <strong>de</strong> re<strong>de</strong>nción, para más tar<strong>de</strong>, ya en la plenitud <strong>de</strong> dicha época, transformarse en la representante <strong>de</strong> la<br />

pureza y atributo <strong>de</strong> María.<br />

Al igual que el simbolismo <strong>de</strong> corte pagano <strong>de</strong> la mencionada flor, fue adoptado por el Cristianismo, su iconografía se reflejó<br />

en el arte, <strong>de</strong> ahí que sus primeras manifestaciones se <strong>de</strong>tecten en el Arte Paleocristiano y más concretamente en el Copto,<br />

plagado como se sabe <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as y formas egipcias, que lo usará para expresar sus concepciones religiosas, pasando más tar<strong>de</strong><br />

al arte bizantino como elemento <strong>de</strong>corat<strong>iv</strong>o <strong>de</strong> sus sarcófagos asociado a otros temas <strong>de</strong> la fe cristiana, entre los que cabe<br />

<strong>de</strong>stacar: el crismón, la cruz, la vid, la hiedra y rosetas. Ya en el arte prerrománico lo encontramos formando parte <strong>de</strong>l ornato<br />

<strong>de</strong> piezas ostrogodas, merovingias, visigóticas y longobardas, por lo general esculpido en: sarcófagos, placas, algún púlpito,<br />

elementos <strong>de</strong> orfebrería, frisos, pilastras, canceles, tenantes <strong>de</strong> altar, etc., la mayoría <strong>de</strong> las veces en compañía <strong>de</strong> otros<br />

símbolos cristianos. Mientras que en el románico su presencia se constata sobre todo en la <strong>de</strong>coración <strong>de</strong> cimacios y capiteles,<br />

compartiendo las más <strong>de</strong> las veces la superficie <strong>de</strong> dichos elementos arquitectónicos, con otros mot<strong>iv</strong>os <strong>de</strong> carácter<br />

vegetal como hojas <strong>de</strong> acanto o palmetas.<br />

De todo lo expuesto hasta aquí y a modo <strong>de</strong> resumen se colige que el lirio, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser un tema ornamental, <strong>de</strong> gran<br />

predicamento, estuvo investido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los albores <strong>de</strong>l prerrománico como símbolo <strong>de</strong> Cristo, <strong>de</strong> re<strong>de</strong>nción y purificación,<br />

i<strong>de</strong>a que se asociará paulatinamente con los <strong>de</strong> castidad, virginidad e inocencia, convirtiendo al lirio, hacia la duodécima<br />

centuria, en atributo <strong>de</strong> María como símbolo <strong>de</strong> su pureza virginal e inmaculada concepción. CHEVALIER, J. Y<br />

GHEERBRANT, A., o., c., p. 464, 465 y 466; FERGUSON, G., Signos y Símbolos en el Arte Cristiano, Buenos Aires, 1956,<br />

p. 36; GILLES, R., Le Symbolisme dans l’Art Religieux, París, 1943, p. 3, 4 y 198; GRABAR, A., Recherches sur les sources<br />

ju<strong>iv</strong>es <strong>de</strong> l’Art Paléochrétien, Cahiers Archeologiques XI, 1960, p. 275; GUBERNATIS, A., La mythologie <strong>de</strong>s plantes ou<br />

les légen<strong>de</strong>s du Règne Végétal, París, 1878, p. 199-200; IRWING, J., Asokan Pillars: A re-assessment of the evi<strong>de</strong>nce. III:<br />

Capitals, The Burlington Magazine, nº 871, Vol., CXVII, Octubre, 1971, p. 631-643; MORALES Y MARÍN, J. L., Diccionario<br />

<strong>de</strong> Iconografía y Simbología, Madrid, 1980, p. 209; PÉREZ RIOJA, J.A., o., c., p. 273; PINEDO, R., o., c., p. 20 y 26;<br />

POLUNIN, O., Guía <strong>de</strong> campo <strong>de</strong> las plantas <strong>de</strong> Europa, Barcelona, 1977, p. 599; QUIÑONES, A. Mª., o., c., p. 93-100;<br />

RÉAU, L., o., c., p. 133; YARZA LUACES, J., GUARDIA, M., Y VINCENS, T., Arte Medieval I. Alta Edad Media y<br />

Bizancio. Fuentes y documentos para la Historia <strong>de</strong>l Arte, Vol., II, Barcelona, 1982, p. 194.<br />

394 NALGURES <strong>•</strong> TOMO IV <strong>•</strong> AÑO <strong>2007</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!