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nalgures • tomo iv • año 2007 1 - Asociación Cultural de Estudios ...

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Monjes cistercienses coruñeses o relacionados con la provincia<br />

las veces <strong>de</strong> prior y procurador <strong>de</strong> la comunidad, fray Fernando Pérez, sublimándole al régimen<br />

<strong>de</strong> la abadía. Aceptó el cargo con todo agra<strong>de</strong>cimiento y comenzó a trabajar en solucionar<br />

los gran<strong>de</strong>s problemas que pesaban sobre la casa, que nadie los conocía mejor que él. Su<br />

acuciante solicitud <strong>de</strong> los primeros meses fue acudir a Roma para pedir a Honorio III protección<br />

sobre los bienes <strong>de</strong>l monasterio, que se los reclamaban personajes feudales <strong>de</strong> la época.<br />

Obtuvo una bula en 19 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1224 en la cual se confirman una cantidad gran<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

posesiones, villas e iglesias que le pertenecían, al par que se señalan una serie <strong>de</strong> disposiciones<br />

encaminadas a salvaguardar la hacienda <strong>de</strong> la casa. También se señalan otras particularida<strong>de</strong>s<br />

encaminadas a regular la vida <strong>de</strong> los monjes, pero no es posible <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r a enumerar<br />

tantas disposiciones como allí se ofrecen.<br />

Al par que se preocupó en asegurar y recuperar los bienes <strong>de</strong> la casa, trató <strong>de</strong> ampliar el<br />

patrimonio, con objeto <strong>de</strong> hacer frente a las gran<strong>de</strong>s obras que se estaban realizando en la<br />

iglesia. Precisamente es la época en que se hallaba el precioso templo en plena construcción<br />

en un arte maravilloso, con la particularidad <strong>de</strong> haber sido los mismos monjes los que llevaban<br />

el peso principal <strong>de</strong> las obras, no sólo dirigiendo, sino también labrando los sillares,<br />

algunos en una perfección que admira a los especialistas en el arte. Todas las rentas que se<br />

cosechaban en las propieda<strong>de</strong>s no eran suficientes para sufragar tantos gastos como se les<br />

originaban con aquellas obras que duraban <strong>año</strong>s enteros. No solamente tenían los monjes<br />

que aten<strong>de</strong>r a las obras <strong>de</strong> consolidación y ampliación <strong>de</strong>l monasterio –porque tras la iglesia<br />

<strong>de</strong>bían construir la sala capitular, el claustro, refectorio...– sino también una parte consi<strong>de</strong>rable<br />

<strong>de</strong> la comunidad se encargaba <strong>de</strong> cult<strong>iv</strong>ar las fincas para sacar <strong>de</strong> ellas el pan <strong>de</strong> cada día.<br />

Hay constancia <strong>de</strong> que los monjes que militaban bajo la dirección <strong>de</strong>l antiguo Deán <strong>de</strong> Santiago,<br />

cumplían a la letra la consigna trazada por san Benito en la regla: «Entonces serán<br />

verda<strong>de</strong>ros monjes cuando v<strong>iv</strong>an <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> sus manos, como nuestros padres y los apóstoles»<br />

(c. 48).<br />

Precisamente la documentación nos ofrece una pista segura sobre la espiritualidad reinante<br />

entre los monjes que formaban la comunidad regida por dom Fernando. Según un documento,<br />

cierto Pedro Fernán<strong>de</strong>z, vecino <strong>de</strong> Ribadavia, habiendo sido admitido en el monasterio<br />

para monje, aportó al mismo alguna hacienda que tenía en su villa, consistentes en fincas y<br />

edificios. Al hacer la escritura <strong>de</strong> entrega dice que las da para que con el fruto <strong>de</strong> dichos<br />

bienes, los monjes compren pan, trigo y peces a fin <strong>de</strong> que coma el convento el día <strong>de</strong> la<br />

Ascensión, dada la solemnidad <strong>de</strong> la fiesta. Por aquí po<strong>de</strong>mos colegir que el pan <strong>de</strong> trigo<br />

estaba vedado entre los monjes. Otro <strong>de</strong>talle muy significat<strong>iv</strong>o aña<strong>de</strong>n los autores sobre otro<br />

documento que pone muy alto el espíritu <strong>de</strong> los discípulos <strong>de</strong> fray Fernando. Cierta dama se<br />

fijó <strong>de</strong> que los monjes segaban por sus mismos las mieses en el verano, y este trabajo le<br />

pareció indigno <strong>de</strong> almas consagradas a Cristo. Quiso evitarlo a toda costa, ofreciéndoles<br />

alguna hacienda para que con el fruto que produjera pudieran costear segadores <strong>de</strong> profesión<br />

que lo hicieran con mayor facilidad sin duda que los monjes. Nadie niega que la voluntad <strong>de</strong><br />

la dama era muy digna <strong>de</strong> alabanza y digna <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cer, pero chocó con la virtud sólida <strong>de</strong><br />

aquellos monjes, quienes prefirieron seguir segando las mieses para cumplir un precepto<br />

expreso <strong>de</strong> la regla, y, a<strong>de</strong>más, para dar testimonio al mundo al abrazarse con una ocupación<br />

NALGURES <strong>•</strong> TOMO IV <strong>•</strong> AÑO <strong>2007</strong> 443

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