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teologia - Biblioteca Digital - Universidad Católica Argentina

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CREO EN JESUCRISTO, HIJO UNICO DE DIOS 163<br />

sobre la cual los medievales y la posteridad teológica habrían de<br />

reflexionar muy sutilmente. Aquí no encontramos traza alguna de<br />

tecnicismo ni de lenguaje de escuela teológica, sino una exposición<br />

fundamentalmente bíblica y patrística. La afirmación del Credo<br />

Niceno-Constantinopolitano: ''por nosotros los hombres y por nuestra<br />

salvación ... ", constituye el núcleo fundamental de la respuesta (456).<br />

Con esto, ya de entrada se establece el vínculo más estrecho posible<br />

entre encarnación y salvación o entre cristología y soteriología. Los<br />

cuatro números siguientes brindan las razones de la encarnación, y<br />

comienzan de manera invariablemente idéntica: "El Verbo se encarnó<br />

para ... ". Las cuatro afirmaciones constituyen, en realidad, cuatro<br />

aspectos de una misma realidad compleja: la salvación del hombre.<br />

Esta aparece realizada por la encarnación, en primer lugar, bajo el<br />

aspecto de reconciliación con Dios, quitando el obstáculo del pecado<br />

con su secuela de males (457). También como conocimiento del amor<br />

de Dios, del cual el envío del Hijo es su mayor epifanía (458). Se dice,<br />

en tercer lugar, que el Verbo se encarna para ser nuestro modelo de<br />

santidad, modelo insuperable de las bienaventuranzas que enseña,<br />

de la norma de la ley nueva, y de la ofrenda efectiva de sí mismo (459).<br />

Por último, la encarnación nos vuelve ''partícipes de la naturaleza<br />

divina", estableciendo un intercambio entre Dios y el hombre (460).<br />

La lectura atenta de estas respuestas al sentido de la encarnación,<br />

nos permite descubrir en el Verbo encarnado dos aspectos diferentes<br />

en su mediación salvadora. La salvación es siempre iniciativa y don<br />

gratuito de Dios al hombre. Pero algunos textos destacan más, en el<br />

Salvador, su papel de medio humano por el cual Dios llega al hombre<br />

y lo salva, le revela su amor, lo instruye y lo hace partícipe de su<br />

divinidad (mediación descendente); y otros textos, destacan más el<br />

movimiento del hombre Jesús hacia Dios Padre en representación<br />

nuestra o en nuestro favor: el hombre por Cristo llega a Dios y se salva,<br />

beneficiándose de su propiciación por nuestros pecados y siguiendo<br />

sus ejemplos (mediación ascendente).<br />

Los nn. 461-463 nos hablan de la Encarnación como de un hecho<br />

intrínsecamente unido a nuestra salvación y como el distintivo de la<br />

fe cristiana. Según el n. 461 la noción eclesial de Encarnación consiste<br />

en el "hecho de que el Hijo de Dios haya asumido la naturaleza<br />

humana para llevar a cabo por ella nuestra salvación". Las citas<br />

bíblicas reproducidas en el texto, fundamentalmente Flp 2, 5-8 y Hb<br />

10,5-7 (pero también Jn 1, 14; 1 Jn 4,2; 1 Tm 3, 16), nos muestran que<br />

el CEC hace suya una noción histórico-salvífica de la Encarnación.<br />

Esto equivale a decir, por una parte, que no es considerada de manera<br />

TEOLOGIA 66 (1995)

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