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CREO EN JESUCRISTO, HIJO UNICO DE DIOS 183
Pero el Reino de Cristo, ya presente en la Iglesia, todavía no se ha
establecido definitivamente, pues aún no están sometidas a El plenamente
todas las cosas. Es el tiempo de la peregrinación de la Iglesia,
tiempo del Espíritu y del testimonio, de la prueba y de la tristeza, de
la esperanza y de la vigilia (671-672). Su advenimiento está vinculado
con el ingreso de "la plenitud de los judíos" en la salvación mesiánica
(674); también con el sacudimiento final, ante la apostasía de la
verdad bajo las instigaciones del Anticristo, esbozadas en el mundo
cada vez que se pretende reemplazar la esperanza mesiánica escatológica
por un mesianismo secularizado intraterreno (675-676), "El
Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la
Iglesia ( ... ) en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de
Dios sobre el último desencadenamiento del mal (. .. ) que hará descender
desde el cielo a su Esposa" (677). El Reino de Cristo, pues, es obra
del poder divino, victoria de su amor, y su realización plena está más
allá de la historia.
El último acápite (678-679) está dedicado al Juicio final anunciado
por los profetas y por Cristo. Es la forma que asumirá el triunfo de Dios
(Cf. 677). La luz o revelación última que servirá como criterio del
mismo, será la actitud que se haya adoptado con el prójimo: la
afirmación o negación de su amor coincidirán con la aceptación o
rechazo de la gracia y del amor divino. El Juez será el mismo Cristo,
quien por su Cruz "adquirió" humanamente esta prerrogativa divina.
Con ocasión de estos dos últimos artículos del Credo, el CEC ha
destacado una dimensión de la salvación de Cristo no suficientemente
atendida, cuando no olvidada, y que sin embargo pertenece al patrimonio
de la revelación bíblica y de la tradición eclesial, a saber: el
puesto central de Cristo en el universo y en la historia, o la dimensión
cósmica de su salvación27 •
A modo de conclusión
Al término de este extenso recorrido por el capítulo cristológico,
bastarán algunas pocas reflexiones conclusivas para recoger en síntesis
su riqueza.
La permanente y manifiesta inspiración bíblica del CEC nos ha
brindado una cristología cuya intención ha sido presentar las afirma-
27. Cf. COMISION TEOLOGICA INTERNACIONAL (1979), Cuestiones selectas
de cristología, V.B.
TEOLOGIA 66 (1995)